Dossier Clint Eastwood: Películas

Dossier Clint Eastwood - CinemaramaObsesión Mortal (Play Misty for me – 1971)

Guión: Jo Heims
Intérpretes: Jessica Walter, Donna Mills, Clint Eastwood, John Larch, Don Siegel

Inspirada en una historia cercana, la escritora Jo Heims compuso el guión de Obsesión mortal (¡cuanto más lindo es el título original!). Cuando los estudios Universal le ofrecen una importante suma de dinero por los derechos, Heims llama a su amigo Clint Eastwood para avisarle. Un par de años más tarde, él firma un contrato para protagonizar tres películas con el estudio, y pide dirigir el pequeño proyecto, hasta ese momento dormido en algún cajón. Universal acepta, pero con la condición de que lo haga gratis. Así llega Eastwood a dirigir su primera película.  Obsesión mortal es un relato de amor turbulento, no correspondido, angustiante. Es probable que para algunos hombres sea una película de terror, como lo fue luego Atracción fatal (1987). Una historia de una mujer que está obsesionada con un hombre, enamorada hasta a la locura, y que llega a límites insospechados. La cámara es movediza y a la vez cadenciosa, detallista; puede adoptar infinitos ángulos en una escena para mostrar un par de piernas o el brillo de un cuchillo. Puede captar la desesperación con un plano fijo, claustrofóbico. Eastwood sabe lo que quiere y cómo lo quiere: un relato de suspenso clásico, hitchcockiano, pero al mismo tiempo también sabe mantener un romanticismo permanente, discordante, como el jazz que escuchamos vibrar con las imágenes, sutil, sensible pero también frenético y psicótico. En Obsesión mortal está el germen de un estilo; Eastwood siempre sabe lo que quiere. Laura Gehl

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Dossier Clint Eastwood - CinemaramaLa venganza del muerto (High Plains Drifter – 1973)

Guión: Ernest Tidyman
Intérpretes: Clint Eastwood, Verna Bloom, Marianna Hill, Geoffrey Lewis

El segundo film de Clint Eastwood como director es un brillante western fantasmal que ahonda en la venganza de un hombre contra tres bandidos y un pequeño pueblo llamado Lago. El muerto (Eastwood) hereda la pose de aquel hombre sin nombre de la trilogía del dólar de Sergio Leone aunque esta vez mucho más violento, oscuro e imbatible que antes. Retornando como ángel de venganza o como un demonio invocado a partir de una maldición lanzada tiempo atrás, el misterioso forastero inicia una especie de control tiránico y bastante caótico sobre los habitantes del lugar, tiñendo las casas de rojo (literalmente) y dando un nuevo nombre al pueblo: “Infierno”. Con grandes planos generales y primerísimos primeros planos, y una música extradiegética que sirve para realzar una ambientación lúgubre (potenciándose en el duelo final contra los tres villanos), La venganza del muerto podría considerarse como un western giallo que mezcla el relato de terror y el thriller con la épica y el mito de cualquier film de cowboys. Además de cuestionar la moral y la ética religiosa, de contar con interesantes y extraños personajes secundarios (el enano que es nombrado de manera absurda como nuevo sheriff y la supuesta mujer puritana, por ejemplo) y tener un antagonista principal como Stacey (un Geoffrey Lewis verdaderamente perturbador), el film se presenta como uno de los más interesantes dentro de la vasta filmografía de Clint Eastwood. Ezequiel Villarino

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Dossier Clint Eastwood - CinemaramaPrimavera en otoño (Breezy – 1973)

Guión: Jo Heims
Intérpretes: William Holden, Key Lenz, Roger C. Carmel, Lynn Borden

Probablemente la película de Eastwood más ninguneada por la crítica, Primavera en otoño tiene en apariencia poco y nada de las historias que el realizador suele frecuentar. Pero detrás del relato de amor un tanto lavado entre un maduro hombre de negocios y una chica hippie asoman temas y tics que sí pueden rastrearse en otras de sus películas, como la relación del hombre con las mujeres. Adoptando siempre un punto de vista masculino, el guión (a cargo de Jo Heims, que también colaboró con Eastwood en Obsesión mortal y moriría en 1973) solamente construye con cuidado el universo personal de Frank (Holden), su trabajo, sus relaciones casuales, sus salidas con amigos, y se limita a mirar de lejos el mundo joven de la época, como si para la película esos chicos fueran, al igual que para Frank y sus compañeros, una suerte de misterio indescifrable. El personaje de Frank acaba por ser el centro de la película porque el relato tiende a cerrarse sobre él, sobre sus gestos, sus manías de soltero (divorciado), sus técnicas de levante, su leve indignación ante la nueva cultura adolescente del momento. Frank es un tipo verdaderamente eastwoodiano: es un misógino que a la larga se revela, como gran parte de los personajes de Eastwood, un misántropo; tiene el gesto típico del vencido, hallable en muchísimas películas del realizador; incluso hasta se enamora de una mujer a la que dobla (cuando menos) en edad. Sumado a la historia y los conflictos, la fotografía exageradamente gris y los acordes estridentes y melosos de Michel Legrand también contribuyen a hacer de Primavera… una película-ovni dentro de la coherencia más o menos sólida (y a veces hasta previsible) de la filmografía de Eastwood. Una película que a pesar de sus puntos flacos (diálogos torpes, algunos personajes estilizados, retrato edulcorado de la cultura hippie) merece ser vista e incorporada por la crítica al grueso de la filmografía del director. Diego Maté

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Dossier Clint Eastwood - CinemaramaLicencia para matar (The Eiger Sanction – 1975)

Guión: Hal Dresner
Intérpretes: Clint Eastwood, George Kennedy, Vonetta McGee

Luego de un dudoso comienzo, con asesinos en las sombras de alguna ciudad europea y un jefe despiadado que podría haberse extraído de la saga de James Bond, Licencia para matar encuentra de a poco su centro. El personaje de Eastwood se prepara físicamente para la escalada de un monte suizo (el Eiger del título) y el lugar elegido para hacerlo es nada menos que el Monument Valley. La entrenadora resulta ser una india, y como el tipo está fuera de forma lo tiene a mal traer, haciéndolo correr de aquí para allá mientras él protesta y la llama, entre otras lindezas, bitch (en verdad, la película debe batir algún record en materia de insultos destinados a las mujeres). Lo que se ve con claridad a esta altura es que no nos habíamos engañado y que se trata, efectivamente, de una película del actor de Harry el sucio. De este modo, la brumosa intriga que se insinuaba en los primeros planos, y que tan ajena parecía al universo del director, cede el paso a un cine a cielo abierto, una celebración del aire y de la luz. Su personaje principal (el propio Eastwood) da un par de trompadas (siempre a alguien más grandote que él, eso sí) y casi todo el resto se revela como un titubeo, un traspié del guión, pura hojarasca para lo que de verdad importa: la prueba, el esfuerzo físico, la energía en la que se invierte no solo el cuerpo sino una parte recóndita del alma a la que algo, tal vez el pudor, le impide manifestarse de otro modo. Como si todo movimiento, toda acción fuera un correlato del interior de los personajes, el imponente monte Eiger opera como conjuro y catalizador, casi a la manera de una deidad venerable, como en las películas alemanas de montañismo. Una inesperada oscuridad se apodera entonces del relato, y no solo por sus imágenes nocturnas. En este curioso film de la  factoría Eastwood, su figura consigue volverse alternativamente invencible y vulnerable, como en un impensado vaivén. David Obarrio

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Dossier Clint Eastwood - CinemaramaEl fugitivo Josey Wales (The Outlaw Josey Wales – 1976)

Guión: Phillip Kaufman
Intérpretes: Clint Eastwood, Chief Dan George, Sondra Locke, John Vernon, Sam Bottoms

El fugitivo Josey Wales es un western que toma lugar hacia el fin de la guerra civil norteamericana, una película que trabaja la figura del vencedor y el vencido con notoria ambigüedad, la civilización versus la barbarie en un límite difuso. Josey Wales es un hombre que ve morir a su familia a manos de un grupo de asalto autodenominado “Los medias rojas”, integrantes a su vez del ejército de la Unión, los vencedores. En busca de venganza, Wales se une a la guerrilla, integrada por fugitivos que quedaron a la deriva finalizada la guerra y que terminan siendo emboscados por el ejército, excepto Wales, que pasa a ser buscado intensamente por rebelde. Así transcurre toda la película, huyendo y eliminando todo aquello que se interponga en su camino y sumando adeptos, relegados de este nuevo orden, construyendo tiro a tiro una reputación más grande que él mismo, sin perder nunca de vista la obsesión de venganza. La película logra plasmar elegantemente dos perspectivas importantes: por un lado trabaja con destreza los elementos clásicos del género y por otro una mirada más actual (cabe destacar que es estrenada poco después de finalizada la guerra de Vietnam) sobre los efectos de la guerra en las personas sin aleccionar ni dictar sentencia. Clint Eastwood habla de El fugitivo… con especial cariño, se refiere a ella como una de sus mejores películas; viéndola, no resulta difícil entender el porqué. Laura Gehl

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Dossier Clint Eastwood - CinemaramaRuta suicida (The Gauntlet – 1977)

Guión: Michael Butler, Dennis Shryack
Intérpretes: Clint Eastwood, Sondra Locke, Pat Hingle, Bill McKinney

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La veta levemente anarquista del cine de Eastwood suele manifestarse en el retrato de las instituciones como cómplices (por acción u omisión) de los intereses más espurios. En Ruta suicida, al oficial de policía Ben Shockley (Eastwood) le encargan la misión de trasladar a una testigo para que declare en un juicio. El tipo es alcohólico, violento e indisciplinado, tiene un solo amigo en la fuerza (a la sazón, en el mundo), y el trabajo resulta ser una trampa mortal diseñada para que la mujer (que sabe algo que involucra a un alto funcionario) pueda ser despachada a mitad de camino sin mayor complicación. El argumento parece un disparate pero tiene su encanto. Así, la larga secuencia en la que Eastwood y la testigo de marras (Sondra Locke, radiante y esquelética) avanzan hacia una muerte segura en un ómnibus reacondicionado para la ocasión mientras una cantidad inconmensurable de policías les apunta con armas de todo tipo, parece arrancada de un cómic y alcanza una fuerza metafórica enorme, de inesperados ribetes morales. Es que Shockley posee rasgos que Eastwood acentuaría con el tiempo en sus personajes: nadie da dos pesos por él, se trata de un hombre acabado, que pertenece al ayer. O sea, es pura carne de cañón. Su lucha, por tanto, se devela de pronto como un intento desesperado de superación personal, una tenaz afirmación del yo frente a la omnipotencia de la institución policial y de la política, que disponen a su antojo de la vida ajena. David Obarrio

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Dossier Clint Eastwood - CinemaramaBronco Billy (1980)

Guión: Dennis Hackin
Protagonistas: Clint Eastwood, Sondra Locke, Geoffrey Lewis, Bill McKinney

Como es sabido, en la filmografía de Clint Eastwood hay películas felices y de las otras. Entre estas últimas se cuentan Poder absoluto, Río místico, Million Dollar Baby o la que ahora se estrena, El substituto, por ejemplo. Es decir, una porción que se corresponde en mayor o menor medida con su producción más reciente. Quizás sea la edad, la conciencia de hallarse en los años finales de su vida (crucemos los dedos, pero el  hombre ya no es un niño y no lo oculta). El caso es que la creciente pesadez física de su figura cuando esta se presenta en pantalla parece encontrar una gravedad nueva en el relato, algo que no cabría ya definir como melancolía sino como desconsuelo, tristeza lisa y llana. Bronco Billy, su película que inaugura la década del ochenta y que se encuentra sin dudas incluida en la primera categoría propuesta al comienzo, tiene sin embargo detrás de su graciosa vitalidad y encanto una pena soterrada. Para decirlo con el tango: el dolor de ya no ser. Porque Bronco Billy y su circo, de algún modo, son al final una pantomima, un espectáculo de burlesque acerca de un Oeste y sus protagonistas que han conocido tiempos mejores, no importa el amor y la dedicación que le pongan a la empresa. Eastwood era joven entonces pero aquel tiempo representado no. La tensión de esta gran película se sostiene en ese mundo ido, de bonanza dudosa pero de innegable proyección mítica, y en cómo los tiempos modernos reciben ese resplandor, la visión de una estrella distante. La gracia cinematográfica (o sea, poética) del director consiste en dotar de espesor, de voz, de rostro (el espléndido arte de la sonrisa de Sondra Locke, por caso) a esas imágenes de un presente también en fuga. David Obarrio

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Dossier Clint Eastwood - CinemaramaFirefox (1982)

Guión: Alex Lasker, Wendell Wellman
Intérpretes: Clint Eastwood, Freddie Jones, David Huffman, John Ratzenberger

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Firefox tiene el mismo problema que veinte años después tendría Río Místico: a contramano de la capacidad de Eastwood para construir personajes y mundos de gran espesor narrativo, ricos en complejidades y paradojas, estas dos películas simplifican todo el tiempo, pulen asperezas y dejan todo servido en bandeja. Ver si no el dechado de perfidia que son los altos mandos rusos (y comunistas): solamente uno de ellos es rescatado por la película por sus dotes de estratega, aunque en realidad el guión lo utilice como chivo expiatorio para pegarle una cachetada a la soberbia de sus superiores. Mitchell Gant (Eastwood), oscila entre la seguridad y arrojo del veterano retirado (carácter típico de la filmografía del director) y el trauma de guerra menos convincente de todas sus películas, con cargo de culpa y ataques de pánico incluidos. Sumado a los personajes que no alcanzan a interesar demasiado, hay que agregar los cortes abruptos de muchas escenas (acá Eastwood no cuenta con Joel Cox, su montajista de cabecera) y la oscuridad de la puesta en escena deja ver poco y algunas veces hasta escamotea la acción (probablemente el trabajo menos logrado de Bruce Surtees). Así, lo único verdaderamente rescatable de la película son las escenas de combate aéreo, que a pesar de verse marcadamente falsas (no le llegan ni a los talones a las de Top Gun, por ejemplo) imprimen algo de adrenalina y hacen un uso increíblemente dramático del sonido. Pero en resumen, poco y nada a tener en cuenta por tratarse del realizador de la inmediatamente anterior Bronco Billy. Diego Maté

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Dossier Clint Eastwood - CinemaramaAventurero de medianoche (Honkytonk Man – 1982)

Guión: Clancy Carlile
Intérpretes: Clint Eastwood, Kyle Eastwood, John McIntire, Verna Bloom

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Una road movie en clave elegíaca, Aventurero… es un lamento cinematográfico largo y profundo, de entonación funeraria. En eso y en el comienzo, la película se parece a Más corazón que odio: una familia atrincherada en una granja derruida recibe la visita de un viejo pariente, el tío Red Stovall. Pero a diferencia del elegante regreso a caballo de John Wayne, Eastwood llega en auto, borracho y destrozando parte de la granja de su hermana. Después de unos días de descanso (Red está gravemente enfermo), Stovall, cantante de country venido a menos, se dirige con su sobrino Whit a una importante audición en Nashville que puede lanzarlo a la fama. Durante el viaje, Whit empieza a conocer la verdadera cara de su admirado tío Red: alcohólico, triste, pendenciero, tuberculoso. Y también se le aparece una América distinta, repleta de bares, clubes de mala muerte, hoteluchos y prostitutas que nada tienen que ver con la vida del algodonero pobre que lleva el chico. Y durante el viaje, Stovall se derrumba cada vez más hasta alcanzar el punto sin retorno de ya no poder cantar. Aventurero… es, en cierta forma, un anticipo de otro relato sobre la música y los íconos estadounidenses que Eastwood abordaría  en el futuro con Bird. De hecho, las dos películas se parecen mucho en el tono violentamente febril que las domina, son (en especial Bird) historias ardientes, con personajes que agonizan. Aventurero… está signada por una impronta eminentemente clásica, y fue la película que le permitió a Eastwood posicionarse definitivamente en el mapa de la industria y la crítica como un realizador original y con una visión personal del mundo y el cine; un “autor”, para decirlo con el lenguaje de la época. Diego Maté

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Dossier Clint Eastwood - CinemaramaImpacto súbito (Sudden Impact – 1983)

Guión: Joseph Stinson
Intérpretes: Clint Eastwood, Sondra Locke, Pat Hingle, Paul Drake

Antes que nada debo reconocer que las películas de acción no son mi fuerte. En líneas generales me gustan casi todas, solamente necesito un guión más o menos sólido, una buena dosis de tiros, piñas, y persecuciones y estoy conforme, no pido más. Claro que el género es muy amplio y se pueden encontrar verdaderas joyas y verdaderos desastres. Impacto súbito está en el medio (aunque ligeramente inclinado hacia el lado del desastre), ni muy muy, ni tan tan. Hay unos cuantos tiroteos, algunas buenas peleas a cachetazo limpio (incluida una patada en el traste a una mujer propinada por el mismísimo Harry “el sucio” que es de lo más divertida) y la persecución más lenta que recuerde. También hay operadores reflejados en los vidrios, lo que devela un cierto descuido por parte de Eastwood algo realmente llamativo considerando que ésta es su décima película), un guión que roza lo ridículo y más de una actuación que provoca risa; inclusive el personaje de Harry Callahan es ridiculizado tanto por criminales como por colegas volviéndose casi un paria de la fuerza policial, y con una única relación más o menos amena: la que tiene con un perro. Esta cuarta y penúltima entrega de la saga de Harry el sucio entretiene pero no convence ni al menos exigente. Laura Gehl

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Dossier Clint Eastwood - CinemaramaEl jinete pálido (Pale Rider – 1985)

Guión: Michael Butler y Dennis Shryack
Intérpretes: Clint Eastwood, Michael Moriarty, Carrie Snodgress
Chris Penn, Sydney Penny

Este western evoca al mítico hombre sin nombre de aquella trilogía made in Leone o aquel muerto que buscaba venganza durante la primera incursión al lejano oeste de Eastwood tras las cámaras. Con mucha cita bíblica, referencias y metáforas religiosas, esta historia de opresores y oprimidos convoca toda su fuerza en la figura de ese Predicador (Clint Eastwood) que parece concentrar el cielo y el infierno tanto en sus palabras como en sus acciones, y que es invocado por el rezo de una joven que llora la muerte de su pequeño perro a manos de los forajidos de siempre, instancia que no puede ser catalogada como excesivamente lacrimógena o melodramática ya que expresa un significado de pérdida de la inocencia que servirá como punto de partida de un posterior despertar sexual con el que el director elaborará un vínculo más estrecho en la relación entre el Predicador y Megan (la entonces pequeña Sydney Penny). Luego de una escena de apertura desarrollada a través de un montaje paralelo digno de verse en algunos films clásicos de Griffith y portadora de aquella noción del suspenso que pregonaba Hitchcock al prolongar los tiempos de las acciones y el desconocimiento que poseen los personajes del peligro que los acecha, esta especie de ángel vengativo montado sobre un caballo blanco surge de la nada llevando a cuestas un pasado oscuro que jamás se nos revela (aunque en más de una escena Eastwood deja en claro la falsedad del atuendo religioso que el Predicador luce). El jinete pálido transcurre durante un período de la historia norteamericana muy significativo, aquél de la llamada “fiebre del oro”, y es a través de este contexto que Eastwood cuenta otra historia de un personaje sin origen, sin rumbo, sin nombre. Ezequiel Villarino

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Dossier Clint Eastwood - CinemaramaVanessa en el jardín (Vanessa in the Garden / Cuentos Asombrosos – Amazing Stories / Episodio 12 – 1985)

Guión: Steven Spielberg, Joshua Brand
Intérpretes: Harvey Keitel, Sondra Locke, Beau Bridges.

La serie Cuentos asombrosos fue desarrollada por Steven Spielberg entre 1985 y 1987 para la cadena televisiva norteamericana NBC. Una vez por semana se presentaba un nuevo capítulo de media hora de duración sin continuidad argumental con el anterior, y cada emisión tenía la particularidad de contar siempre con algún director invitado, tan variados como Joe Dante o Burt Reynolds. Así encontramos a Clint Eastwood detrás de cámaras para el episodio doce de la primera temporada, Vanessa en el jardín. La historia es la de Byron, un joven y talentoso pintor (Keitel) que luego de perder a su esposa en un accidente y quemar todos sus cuadros, descubre que se ha preservado su última creación, una pintura de su mujer en el jardín, la que misteriosamente revive a través de ese retrato, y de todos los que Byron pinta casi con desesperación para mantener vivo el recuerdo (y la presencia) de Vanessa. Su tono, entre sombrío y melancólico, tanto en la narración como en la puesta en escena, destaca a Vanessa en el jardín por sobre lo que la serie acostumbraba a presentar. Aún manteniendo el componente fantástico pero contando la historia de manera acompasada y haciendo foco en la angustia del pintor es que Eastwood deja su huella. Laura Gehl

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Dossier Clint Eastwood - CinemaramaEl lobo solitario (Heartbreak Ridge – 1986)

Guión: James Carabatsos
Intérpretes: Clint Eastwood, Marsha Mason, Mario Van Peebles.

Una vez más, está claro qué clase de personajes son los que le gustan a Eastwood. La respuesta recorre plena las imágenes de su cine, casi invariablemente la misma, orgullosa y desafiante: los luchadores solitarios, los olvidados, los perdedores. No es que el director haga un cine de izquierda ni mucho menos, sin embargo. Su vocación populista se expresa en el desprecio a los poderosos, a los que se acusa de erigirse como tales a expensas del hombre común, pero sin que su cine, un poco al modo de Frank Capra, exhiba el menor rastro de conciencia de clase. Lejos de ello, los personajes que interpreta él mismo en sus películas están animados por un furioso individualismo. Parte de la gracia de El lobo solitario radica en el modo en que su personaje preferido se desenvuelve en una institución como el ejército. No estamos hablando aquí de un caso tipo “Clint va a la guerra” o algo así, como si el director se limitara a desplegar mecánicamente sus temas y obsesiones en un género nuevo. Por el contrario, la película hace gala de una curiosa sofisticación, como si su cine hubiera alcanzado un grado superlativo de autoconciencia: Eastwood extrema las manías  y tics de su personaje, los lleva a un límite que habilita a leerlo como parodia. Ese hombre pendenciero, dado a la bebida, injusto y machista, se queda sin reacción cuando es vapuleado por su ex esposa y hojea a escondidas revistas femeninas en la creencia de que así podrá conocer mejor a las mujeres. La institución militar, en tanto, adquiere la condición de un teatro, una mascarada en la que se pone en escena una cierta idea de la virilidad y de la camaradería que a veces no son sino formas veladas del sadismo y del espíritu de cuerpo como insuficiente refugio contra la soledad más absoluta. David Obarrio

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Dossier Clint Eastwood - CinemaramaBird (1988)

Guión: Joel Oliansky
Intérpretes: Forest Whitaker, Diane Venora, Michael Zelniker, Keth David, Bill Cobbs

De las películas “personales” de Eastwood, Bird es la que más concentra los intereses del director. Por un lado, Bird cuenta el derrotero de un genio de la cultura estadounidense más genuina después del blues, la del jazz. Charlie Parker no sólo es un virtuoso y un compositor sin comparación en todo un siglo de jazz, también es uno de los principales responsables (junto a Miles Davis o Theolonious Monk, Dizzy Gillespie, entre otros) de cambiar todo un estado de cosas dentro del mundo de la música. Es que siempre surge primero la figura de Parker cuando se piensa en la revolución del bebop; “Bird” fue uno de esos tipos capaces de borrar décadas de tradición musical de un plumazo (o de un saxofonazo, en todo caso). Por otro lado, Charlie Parker era un personaje maldito, un perseguido vaya uno a saber por qué demonios, siempre vinculado en la memoria popular (y en la oficial también) a la noche, los vicios y las penurias. O sea que Bird narra la historia de un héroe cien por ciento de los que le gustan a Eastwood: un genio comprendido solo por unos pocos (el pueblo, en este caso), un reventado sin remedio, una figura trágica por excelencia. Así, decíamos, Bird es la película de Eastwood que concentra a otras, y el fracaso y caída de Parker es también la de Frank Corvin, de Red Stovall, de William Munny, incluso de Harry Callahan; como estos, “Bird” también es un motor de cambio, de esos que se abren camino por la Historia a topetazo limpio, llevándose puestas décadas enteras de tradición y orden. Pero para conseguirlo siempre tienen que pagar un precio; este es el conflicto central de Bird, una película que se agiganta sin parar y que por momentos pierde bastante precisión, pero que en muchos aspectos resume la moral y la visión de uno de los observadores de la cultura estadounidense más lúcidos que hayamos conocido, Clint Eastwood. Diego Maté

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Dossier Clint Eastwood - CinemaramaCazador blanco, corazón negro (White Hunter, Black Heart – 1990)

Guión: Peter Viertel, James Bridges, Burt Kennedy
Intérpretes: Clint Eastwood, Jeff Fahey, Tymothy Spall

Importa poco si el John Wilson interpretado por Eastwood se parece a John Huston, porque lo que se está jugando en Cazador blanco.., más que un biopic o el relato de una filmación, es toda una concepción del cine y el mundo. Wilson, a diferencia de otros directores, no cree que el cine lo sea todo en la vida. Quizás esto tenga que ver con la época: La reina de África de Huston es del 51, o sea, todavía faltan algunos años para que la cinefilia asome y se consolide institucionalmente, por ejemplo, a través de los Cahiers. Es verosímil, entonces, que Wilson/Huston esté más interesado en la caza de un elefante que en el rodaje de su película, porque el personaje pertenece a otro tiempo, en el que hacer cine era más un oficio que una pasión, un trabajo y no una vocación. Es fundamental que Eastwood rescate este gesto de Wilson en el momento que lo hace, a principios de los 90, cuando el cine como forma de expresión clásica sobrevive sólo a través de unos pocos realizadores (el mismo Eastwood; De Palma podría ser otro). En este marco histórico es que Wilson se vuelve casi un radical, porque a contrapelo de años y décadas de cinefilia, Wilson parece ver más allá del cine, como si el mundo no estuviera en las películas y estas fuesen solamente una pequeña porción de la experiencia de vivir. La aventura para Wilson definitivamente no es hacer cine; si pensamos en la próxima película de Eastwood, Los imperdonables, podríamos decir que también para él hace mucho tiempo que el cine dejó de ser una aventura vital, más grande y noble que la vida misma. Diego Maté

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Dossier Clint Eastwood - CinemaramaEl principiante (The Rookie – 1990)

Guión: Boaz Yakin, Scott Spiegel
Intérpretes: Clint Eastwood, Charlie Sheen, Raul Julia, Sonia Braga, Tom Skerrit, Marco Rodríguez

Quizás por la complacencia con que pinta a la institución policial, en líneas generales El principiante nunca fue muy bien vista por la crítica. Es que para ser una película de Eastwood le faltan dobleces, sustancia, poder despegar del mero ejercicio genérico. Pero olvidándonos por un rato del nombre del director, hay que decir que El principiante es un policial más que correcto que tiene muchos puntos a favor: personajes estereotipados pero que consiguen interesar, un nervio para la acción importante (la persecución por la autopista y la explosión del edificio son dos grandes momentos) y una factura técnica impecable (la fotografía a cargo de Jack N. Green, uno de los nombres fuertes de Malpaso, asombra sobre todo por la exquisitez con que están filmadas las escenas nocturnas). Y el guión, si bien no pertenece a Eastwood, parece querer instalar un tema bastante atípico dentro del género que de a poco empieza a hacerse sentir cada vez con más fuerza: los orígenes. Casi anticipando a las películas de Michael Mann (sobre todo a Collateral), en El principiante encontramos un complejo entramado urbano que da cobijo a hispanos, polacos, mexicanos, alemanes, italoamericanos y portorriqueños. Y es que de a ratos la nacionalidad se vuelve una cuestión esencial para los personajes, como para el alemán Strom (Julia) que todo el tiempo lo llama despectivamente “polaco” a Pulovski (Eastwood). El final, en un inusitado arranque de mano dura como pocas veces se vio en el cine mainstream, parece hacerse eco de esta disputa racial y cierra de forma polémica una película que más allá de no tener el sello distintivo de los trabajos de Eastwood, se defiende muy bien desde el manejo del género y la realización. Diego Maté

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Dossier Clint Eastwood - CinemaramaLos imperdonables (Unforgiven – 1992)

Guión: David Webb Peoples
Intérpretes: Clint Eastwood, Gene Hackman, Morgan Freeman, Frances Fischer

Recién ahora se me hizo tan notorio que el cine de Clint Eastwood es mayormente un cine de historias simples que se vuelven complejas gracias a su pericia narrativa. Los imperdonables es un claro ejemplo. Un argumento sencillo que adornado de detalles se convierte en un gran relato. Son sólo tres protagonistas (más algunos grandes personajes secundarios), pero cada uno de ellos está presentado con sutiles gestos y breves situaciones para delinearlos en su compleja particularidad y en su propio universo, antagónicos, ambiguos en sí mismos. La puesta en escena es clásica del género y aun con planos de gran virtuosismo no se abusa del paisaje tan típico del western. Pero algo me resulta especialmente llamativo en Los imperdonables, y es la importancia de la mujer como engranaje disparador para el funcionamiento de la narración. Una breve leyenda introductoria nos cuenta de una mujer que inexplicablemente se casó con William Munny (Clint Eastwood), un despiadado ladrón y asesino. Este prólogo enmarca la historia y presenta al personaje de la esposa, ausente (muerta) pero constantemente evocado por Munny: ella cambió su vida, ella es la razón de todo lo bueno en lo que él se ha convertido después de tanto mal, el motor de sus actos. La mujer como encarnación de la bondad. Por otro lado, la caza de una recompensa ofrecida por otra mujer empuja a Munny a volver a ciertos aspectos del pasado. La mujer como motor propulsor hacia el mal nuevamente, pero por una causa que podría considerarse justa, en busca de justicia que poco tiene que ver con la ley (una ley a su vez construida bajo la forma del abuso de autoridad). El bien y el mal son así presentados de manera difusa, con claroscuros morales, y aquí radica el encanto de Los imperdonables. Otra mujer cierra el marco de la historia, con una breve leyenda a modo de epílogo; ya no se sabe por que senda transita Munny. Pero ya no es importante. Laura Gehl

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Dossier Clint Eastwood - CinemaramaUn mundo perfecto (A perfect world – 1993)

Guión: John Lee Hancock
Intérpretes: Kevin Costner, Clint Eastwood, Laura Dern, T.J. Lowther

Iniciando el relato a partir del fin de la historia, y con cierta evocación por aquella escena que daba comienzo al Apocalipsis made in Coppola, Un mundo perfecto es una road movie que deviene, según palabras del ranger llamado Red (Eastwood) “una cacería humana”, y cuya acción transcurre en Texas durante los años 60, antes del asesinato de Kennedy. La mirada de Eastwood sobre la relación creciente entre el prófugo Butch (Costner) y un niño que es tomado de rehén, se estructura a través de temas comunes dentro de su filmografía como la destrucción del núcleo familiar, el empleo de una justicia propia que quebranta las normas de la ley de turno y la visión utópica de unos pocos. Particularmente, Un mundo… se centra en la ausencia de la figura paterna, y en el vínculo que se genera entre secuestrador y secuestrado, relación que conduce a un inevitable final que deja ver indicios de una imperfección que se opone, irónicamente, a la sugerida desde el título del film (y que Eastwood se encarga de remarcar, en especial y con fuerte cuestionamiento, sobre figuras de autoridad como la del gobernador de Texas, jueces, el agente del FBI y el sistema carcelario). La escena que cierra la película, aclarándonos definitivamente el destino del protagonista, está repleta de lirismo y tristeza. Una conclusión poética dolorosa que no hace más que reforzar las palabras de la criminóloga interpretada por Laura Dern: “En un mundo perfecto nunca sucederían cosas como ésta”. Ezequiel Villarino

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Dossier Clint Eastwood - CinemaramaLos puentes de Madison (The Bridges of Madison County – 1995)

Guión: Richard LaGravanese
Intérpretes: Meryl Streep, Clint Eastwood, Annie Corley, Victor Slezak

A mediados de los años sesenta en Iowa, una ama de casa de vida gris y rutinaria, conoce (durante una ausencia temporaria de su familia) a un fotógrafo de la revista National Geographics, con quien vive un fugaz pero tórrido romance de cuatro días. Esbozado así, groseramente, el argumento de Los puentes de Madison no es muy distinto al de cualquier película romanticona, pero en este caso lo importante no es lo que se cuenta sino como Eastwood construye la narración de manera tal que la trama cobra un nuevo significado. Así que esta historia en apariencia banal se transforma en un soberbio relato que resulta casi imposible de describir en palabras por su belleza. Los puentes… habla sobre el abandono y el renunciamiento de una mujer al amor de un hombre en pos de la familia, la felicidad de ellos a costa de la propia, aunque esa pérdida traiga aparejada el dolor más indescriptible. Eastwood elije como narradora a la mujer, (quien carga con el peso de la decisión de resignar su felicidad), dotándola de una sensibilidad muy particular y femenina; tanto en ella como en la película los tonos que predominan son cálidos y tenues, en amalgama con la puesta en escena de espacios cotidianos. No hay planos ampulosos ni diálogos exagerados, la enorme historia de amor tiene peso propio. En Los puentes… el ritmo se sostiene de principio a fin, y a pesar de que la tristeza es el sentimiento que atraviesa toda la película, ésta nunca es del todo triste, sino más bien poética y algo esperanzadora. Laura Gehl

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Dossier Clint Eastwood - CinemaramaPoder absoluto (Absolute Power – 1997)

Guión: William Goldman
Intérpretes: Clint Eastwood, Ed Harris, Laura Linney

Este pequeño gran film podría haber sido apenas un cuento simpático si no contuviera en su seno un dejo de horror. Veamos. Un Clint Eastwood solitario (la especialidad de la casa), amigo de los disfraces y ladrón empedernido ve, encontrándose en plena faena, algo que no debe, por lo que se convierte en un blanco móvil de la noche a la mañana. El desprecio a los políticos no es ninguna novedad en el cine del realizador, pero aquí hay algo más: una melancolía terminal ciñe la figura del protagonista que casi literalmente se va afantasmando, perdiendo el rostro en una retahíla de caracterizaciones que protegen su vida pero a la vez la adelgazan, la vuelven imperceptible para los que lo rodean. Ni su hija lo quiere ver, no importa ya con qué rostro nuevo se le presente. Y todo comienza con una visión fulgurante: el personaje de Eastwood se convierte en espectador impotente del horror; no puede actuar ante un hecho por el que siente rechazo pero tampoco dejar de mirar, como si se encontrara frente un abismo. ¿Por qué agobia a Eastwood ver a un político canalla? ¿El querido anarquista se volvió de pronto demócrata decepcionado frente a las miserias de los gobernantes? Nada de eso. Lo que pasa es que ahora, con la visión del mal, el poder absoluto le ha sido conferido a él, y así su persona se vuelve paradójicamente vulnerable, poseedora involuntaria de un saber al que se intenta sofocar, si no queda más remedio, aplicándole un tiro. Con gran precisión y economía de recursos, Eastwood establece de una vez por todas su mirada llena de escepticismo sobre la política al tiempo que le agrega, como una maldición, la esencial desesperanza que esa mirada podría traer aparejada. David Obarrio

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Dossier Clint Eastwood - CinemaramaMedianoche en el jardín del bien y del mal (Midnight in the Garden of Good and Evil – 1997)

Guión: John Lee Hancock
Intérpretes: John Cusack, Kevin Spacey, Jack Thompson, Irma P. Hall,
Jude Law, Alison Eastwood

Adaptación cinematográfica del best seller de John Berendt, Medianoche en el jardín del bien y del mal es una interesante historia que transcurre en Savannah, territorio que en el film de Eastwood se transforma en un laberíntico espacio de incierta y casi mágica ambientación, habitado por personajes de porte extravagante y con conductas tan extrañas como ridículas: desde una sacerdotisa vudú (Hall), pasando por vecinos que deambulan junto a perros invisibles o lucen abejas sobre todo su cuerpo mientras comen, hasta llegar a la figura imponente del sofisticado, adinerado y misterioso Jim Williams (un brillante Kevin Spacey). El escritor y periodista John Kelso (Cusack), es enviado al lugar por una revista neoyorquina con el objetivo de cubrir una importante fiesta. Lo que en un principio John suponía como una breve estadía, se convierte en una prolongada observación de un mundo ajeno que lo hipnotiza y lo absorbe  por completo. “Es como lo que El viento se llevó con mezcalina”, dirá fascinado mientras habla por teléfono en una de las escenas. Eastwood narra esta compleja historia (complejidad temática que se acentúa luego del asesinato de un taxi boy interpretado por Jude Law) con la fluidez y la practicidad de la mejor narrativa cinematográfica clásica. Ezequiel Villarino

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Dossier Clint Eastwood - CinemaramaCrimen verdadero (True Crime – 1999)

Guión: Larry Gross, Paul Brickman, Stephen Schiff
Intérpretes: Clint Eastwood, Isaiah Washington, Lisa Gay Hamilton, James Woods, Denis Leary, Bernard Hill, Diane Venora, Michael McKean, Lucy Liu

Steve Everett (Eastwood) trabaja para el diario Tribune de Oakland, pero su labor se parece más a la de un detective. Resulta que Everett no se contenta escribiendo artículos con un “costado humano”, si no que para sufrimiento de sus editores suele embarcarse en una investigación privada de cada tema que se le encomienda, como si le asignaran casos en lugar de artículos. Es que en toda su incomprensión y desprecio por las reglas del medio, Everett parece rescatar quizás el principio más importante de su profesión, la curiosidad. Mientras que sus jefes se conforman con darle al público información ya deglutida y sin implicancias críticas, Everett, como buen curioso, no puede evitar hacerse preguntas y querer saber todo sobre el tema que aborda. El protagonista se inmiscuye y trueca el rumbo de los hechos, de las noticias mismas: en sus manos, el periodismo termina siendo una herramienta para cambiar el mundo. Crimen verdadero, si bien impregnada de un aire de actualidad ineludible, goza de todo el virtuosismo formal y siempre clásico de Eastwood. También es una de sus películas donde la denuncia está más a flor de piel: la justicia, la Iglesia, los medios de comunicación y la sociedad toda son blancos seguros de la crítica del realizador, que a pesar de la transparencia de los ataques se las ingenia notablemente para mantener un espesor ideológico muy rico, resistente a las bajadas de línea y a los lugares comunes propios de las llamadas “películas de denuncia”. Diego Maté

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Dossier Clint Eastwood - CinemaramaJinetes del espacio (Space Cowboys – 2000)

Guión: Ken Kaufman, Howard Klausner
Intérpretes: Clint Eastwood, Tommy Lee Jones, Donald Sutherland, James Garner, James Cromwell, Marcia Gay Harden, William Devane

Eastwood tiene un secreto. ¿De qué se trata? De algo de lo que carecen los demás: un saber único, nada menos. O eso es lo que parece pensar él de sí mismo. Construida alrededor de la postulación de la experiencia como algo intransferible, Jinetes del espacio exhibe modales de comedia mientras se deja atravesar por una corriente de angustia latente capaz de asomarse aquí, allá y en todas partes. La habilidad de Eastwood como director para elaborar una narración de corte clásico tiene su correlato en el personaje que interpreta en la película, un ex ingeniero aeronáutico al que sacan de su ostracismo para que arregle un satélite antes de que se venga a pique. Nadie más está capacitado para hacerlo, así que acepta la misión con la condición de reunir a su viejo equipo de trabajo, un puñado de viejos como él con los que había soñado largamente viajar al espacio sin poder conseguirlo. La gracia de las escenas de los cuatro muchachones transpirando la camiseta en agotadoras sesiones de entrenamiento físico, sus bravatas de borrachines, los chequeos médicos en los que se evidencia alguna facultad perdida, no puede contrarrestar del todo el fantasma del que son la manifestación más visible: el tiempo pasa, están grandes, tienen entre manos quizás la última oportunidad de hacerse valer en un mundo que empieza a serles ajeno. Eastwood y sus amigos (el equipo, toda una definición del cine industrial) todavía saben qué hacer y cómo hacerlo. El problema es el tiempo que escasea. Sin apelar al melodrama, sin embargo, la película pone en su centro al tiempo en fuga (el satélite debe ser reparado cuanto antes, además) a la vez que parece rendir homenaje a un modo hacer cine en vías de desaparición. David Obarrio

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Dossier Clint Eastwood - CinemaramaDeuda de sangre (Blood Work – 2002)

Guión: Brian Helgeland
Intérpretes: Clint Eastwood, Jeff Daniels, Anjelica Huston, Wanda de Jesus

Un policial de tono crepuscular y con un protagonista que ya no es policia, Deuda de sangre apuesta a revelar los mecanismos de su propio relato dejando a la vista incluso los engranajes más pequeños. Desde el seguimiento de una pista hasta el abrir una puerta con una patada (enterno cliché del cine policial), el guión de Brian Helgeland pareciera estar poniendo sobre la mesa las convenciones del género e intentar una reflexión desde un lugar a medias clásico y a medias moderno. El problema es que Deuda… carece de una historia y personajes con la energía suficiente como para llevar adelante la película sin el amparo de los lugares comunes del policial. Así, tanto los conflictos, personajes secundarios, resoluciones y vuelta de tuerca final se notan con poca fuerza, como nublados por una narración que no construye bien el suspenso y que nunca termina por decidir del todo qué clase de cine quiere ser: si un policial hecho y derecho o una película que deconstruye el género desde una perspectiva contemporánea. Hasta a Eastwood se lo siente incómodo en su papel, que no se aleja de su típico personaje perdedor que tiene una última chance para realizarse de cara al mundo. Ni siquiera el final moralmente cuestionable alcanza a producir algo de polémica, a diferencia de lo que sucedía en otro trabajo menor pero mucho más vital como El principiante. El juego de ideas podrá ser ramplón pero se aplica perfectamente: Deuda… es una película sin corazón. Diego Maté

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Dossier Clint Eastwood - CinemaramaRío místico (Mystic River – 2003)

Guión: Brian Helgeland
Intépretes: Sean Penn, Tim Robbins, Kevin Bacon, Laurence Fishburne, Marcia Gay Harden, Laura Linney

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Río Místico cuenta la historia de unos amigos de la infancia que siguen caminos distintos y se vuelven a encontrar después de muchos años. Los tres sufren daños irreparables: Dave (Robbins) es ahora un hombre atormentado por los abusos sexuales sufridos durante su niñez, Jimmy (Penn) es un tipo con un pasado violento que trata de lidiar con el asesinato de su hija, y Sean (Bacon) es policía y acaba de ser abandonado misteriosamente por su mujer embarazada. Río místico es un drama con tintes de policial que alcanza (sobre todo a través de los tonos fríos de la fotografía) algunos momentos de oscuridad poco vistos en la obra del realizador, y está constantemente apostando a la construcción un tenso clima de suspenso, signado por las sospechas que se desatan a partir de la muerte de la hija de Jimmy. Eastwood, un gran maestro de la narración clásica, consigue una puesta en escena impecable, en la línea de sus mejores trabajos, ensombrecido únicamente por un guión que está pergeñando un discurso peligrosamente ambiguo acerca de los alcances de la justicia y la venganza personal. Guillermina Bóveda

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Dossier Clint Eastwood - CinemaramaPiano Blues (The Blues – Episodio 7 – 2003)

Apariciones: Ray Charles, Dave Brubeck, Jay McShann, Dr. John, Marcia Ball

Descontando la oscura entrada en IMDB que incluye el corto sobre la filmación de El seductor, Piano Blues (séptimo episodio de la serie The Blues presentada por Martin Scorsese) es el primer y único documental hecho y derecho de Clint Eastwood. Es muy interesante ver como Eastwood, incluso en un terreno que le debería resultar totalmente desconocido como el documental, se las arregla para filmar y contar las cosas a su manera, sin traicionarse nunca. Por ejemplo, es notable la habilidad con la que sus camarógrafos encuadran siempre juntos a entrevistador y entrevistado, reservando los primeros planos exclusivamente para momentos de importancia. También la reticencia a los cortes es una marca propia del realizador: las apariciones de los invitados rara vez están editadas, y sus performances musicales siempre se muestran en su totalidad. Así, nunca alcanza a entrecortase la presencia de músicos como Marcia Ball, Jay MacShann, Dr. John o de los popularísimos Ray Charles y Dave Brubeck (Eastwood tiene planeado filmar una película sobre Brubeck, In his Own Sweet Way), porque el documental gira en torno a ellos y se ajusta, de manera bien clásica, a los diálogos y las canciones. Por otra parte, resulta novedoso verlo a Eastwood (que también narra algo de su propia historia con la música) en plan de entrevistador amable, tratando de meter chistes de a ratos y siendo interrumpido por los invitados; un papel totalmente nuevo. Lo que sí no es nuevo es que el director de Aventurero de medianoche (de la que se muestran breves fragmentos en Piano Blues) es un gran conocedor del blues y jazz americanos y que, incluso en su primera incursión en el documental, en un importante gesto de coherencia, dice lo mismo que dijo siempre en muchas de sus películas: que el blues es verdaderamente la única manifestación cultural cien por ciento estadounidense, y que su historia es también la de todo un país poco dado a las revoluciones artísticas. Diego Maté

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Dossier Clint Eastwood - CinemaramaMillion Dólar Baby (2004)

Guión: Paul Haggis
Intérpretes: Clint Eastwood, Hilary Swank, Morgan Freeman

Tomando al mundo del boxeo como marco narrativo, Clint Eastwood se despacha con uno de los dramas más duros y conmovedores de los últimos años. En medio del universo pugilístico, la película termina girando alrededor de unos pocos temas que, como en gran parte de la obra del director, tienen que ver con la familia, la soledad y el compañerismo. Frank (Eastwood), un parco y ermitaño entrenador es dueño de un gimnasio donde recibe y ayuda a jóvenes amateurs junto a su único amigo conocido, Scrap (Freeman). Un día, una chica de increíble vitalidad llega con muchas ambiciones deportivas, entre ellas la de convertirse en número uno del boxeo. Después de mucho insistir, Maggie (Swank) finalmente consigue que Frank, que supo entrenar a unas cuantas viejas glorias del box en el pasado, pierda sus prejuicios y se anime a entrenar a una mujer. A partir de ese momento nace una relación que va más allá del amor al deporte, porque tanto Maggie como Frank encuentran en el otro al padre nunca conocido y a la hija añorada. Así las cosas, el film tiene dos partes claras: una primera muy enérgica dedicada casi enteramente al entrenamiento y las peleas, y una segunda que rompe con el tono y en donde Eastwood, virando violentamente hacia el drama, pareciera plantear desde una perspectiva polémica el dilema moral sobre el derecho a morir. Guillermina Bóveda

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Dossier Clint Eastwood - CinemaramaLa conquista del honor (Flags of Our Fathers – 2007)

Guión: William Broyles Jr., Paul Haggis
Intérpretes: Ryan Phillippe, Jesse Bradford, Adam Beach, John Benjamin Hickey, John Slattery

Muchas veces se levantan héroes donde no los hay; son construidos por los medios de comunicación y la sociedad y esa gente que se cree son “imbatibles”, resultan ser solo personas de carne y hueso. Algo parecido a eso, que los héroes no existen, plantea Clint Eastwood en La conquista del honor, la primera película de su díptico bélico sobre la Segunda Guerra Mundial dedicada a la visión americana (la segunda, Cartas de Iwo Jima, haría lo propio desde el punto de vista japonés); dos versiones de una misma y sangrienta guerra. La conquista… cuenta la historia de la foto que muestra seis hombres sosteniendo un mástil con la bandera norteamericana tomada en pleno combate; esta foto habría de cambiar el rumbo de la guerra inclinando la balanza para el lado de los Estados Unidos. Eastwood narra el manejo turbio que se hizo de la foto desde los altos mandos militares y el periodismo; su película trata de desmitificar el hecho en cuestión, decir lo que realmente ocurrió. La conquista… se sirve del libro de James Bradley (hijo de uno de los soldados fotografiados), y de la mano de una gran dirección, impecable, Eastwood se dedica a poner sobre la mesa (no sin un dejo de ironía) todos los intereses espurios del gobierno norteamericano y la manipulación que se ejerció sobre el pueblo estadounidense. Guillermina Bóveda

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Dossier Clint Eastwood - CinemaramaCartas desde Iwo Jima (Letters from Iwo jima – 2006)

Guión: Iris Yamashita
Intérpretes: Ken Watanabe, Kazunari Ninomiya, Tsuyoshi Ihara, Ryo Kase
Shido Nakamura

Película bélica que no evita la cruda representación de la violencia en la guerra, Cartas desde Iwo Jima se complementa, de manera mucho más nostálgica y lírica, con lo que se narra en La conquista del honor. Film elaborado desde el punto de vista japonés, Cartas… es la adaptación de una historia escrita por Iris Yamashita (también responsable del guión) que cuenta con escenas que pueden ser tranquilamente catalogadas de abyectas: la instancia en que se observa el suicidio de un grupo de soldados japoneses que detonan granadas de mano sobre sus cuerpos intentando buscar el honor de la muerte bajo un manto de patriotismo obsceno sirve de ejemplo a lo dicho. Sin embargo, Eastwood, al igual que Masaki Kobayashi en su clásico film Seppuku, opta por describir sin sutilezas la brutalidad de un acto que se supone (desde la mirada de un imperio) portador de un sentido de honor irrevocable, siendo este último punto cuestionado por el director durante todo el metraje. Los flashbacks, por ejemplo, utilizados de manera clásica mediante fundidos encadenados que parten desde el primer plano de algún personaje, agregan información que refuerza esta idea de cuestionamiento moral y ético que se elimina o perdura en el campo de batalla. En el cierre, ni siquiera la majestuosa imagen del Monte Suribachi, representado como una especie de mausoleo de incontables soldados nipones al ser registrado en un onírico gran plano general, hace que pueda olvidarse el infierno vivido en la tierra de Iwo Jima durante 1944. Ezequiel Villarino

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2 comentarios

  1. quiero saber quien es el protagonista de la pelicula que boy a relatar se trata de un predicador que estafa predicando en una carpa recorre los estados unidos predicando y sacando los diesmos por ultimo se asusta al aser un milagro verdadero y lo deja todo

    marzo 26, 2009 en 6:55 pm

  2. Pingback: #Dossier Eastwood: Reseñas Película Por Película (segunda Parte) - Por Varios Autores | Perro Blanco

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