Las acacias

Año: 2010
Origen: Argentina, España
Dirección: Pablo Giorgelli
Guión: Pablo Giorgelli, Salvador Roselli
Intérpretes: Germán Da Silva, Hebe Duarte, Nayra Calle Mamani
Fotografía: Diego Poleri
Edición: María Astrauskas
Música: Fabio Zurita
Duración: 93 minutos

por Diego Maté

Las acacias es sobre moverse. Sobre moverse y el tiempo, porque cualquier desplazamiento implica dejar atrás espacio y tiempo. Lo llamativo de la película de Pablo Georgelli es que está hecha en presente y en pasado sin que el futuro sea una dimensión que se contemple realmente. Se percibe en los insistentes planos del interior del camión, cuando la cámara encuadra a los personajes siempre contra un espejo retrovisor que muestra el paisaje ya recorrido. Entonces, están el presente más puro (los personajes que viajan) y el pasado que se proyecta en los espejos de cada puerta. Cosa rarísima en una película de viaje, casi no hay planos de la ruta a recorrer, como si Las acacias estuviera interesada exclusivamente en indagar esas líneas temporales sin mirar hacia adelante (los pocos planos de la ruta parecen funcionar casi como una declaración de intenciones, como si el director estuviera diciendo que puede filmarlos pero que elige activamente no hacerlo).

Este esquema estético dialoga con la información que se tiene de los personajes. Poco se sabe del futuro próximo de Rubén y Jacinta: él es camionero y tiene que hacer una entrega de madera, además de transportar a Jacinta desde Asunción; ella viaja a Buenos Aires para probar suerte pero no tiene idea de lo que va a hacer cuando llegue. Se trata, entonces, de centrar la mirada en gestos, movimientos fugaces, impostaciones del cuerpo; esa es la manera de conocer a los personajes que ofrece la película. Como si la observación de la realidad fuera una continua pregunta disparada hacia la materia; una pregunta que se formula en presente pero que siempre, necesariamente, habrá de ser contestada en pasado, como los coches que surcan el espejo retrovisor de Rubén.

Quizás es por eso que la película pierde tanto cuando Rubén se ablanda y empieza a cuidar a Jacinta y Anahí, su beba. Porque el vínculo entre ellos se torna cada vez más claro y pierde el misterio del comienzo: la relación empieza a resolverse en el terreno del lenguaje y los diálogos fallan, no representan a los personajes como lo hacían sus gestos o miradas al vacío. El problema más notorio es el cambio de Rubén: su amabilidad e interés repentinos surgen de golpe, casi sin haberse esbozado antes. El final, cargado de dramatismo y tensión, que hasta remite al final de Más corazón que odio, parece hablar de otra película muy distinta de la del principio, que opta por una línea sentimental fuerte y que cifra su apuesta en esclarecer el estado de ánimo de su protagonista. Por primera vez, el futuro aparece como una proyección de un vínculo posible entre los personajes; Georgelli comienza a explorar esa dimensión apuntalado en el deseo de Rubén. Pero la primera parte ya había establecido otra concepción del cine muy distinta. No hay un pasaje fluido entre las dos mitades, el desbalanceo se siente como un problema narrativo (y estético) que signa una película mucho más débil y falta de ideas de la que se prometía al principio.

8 comentarios

  1. María Kanellis

    En lo único que no coincido es en esto del desplazamiento que deja atrás el tiempo, un desplazamiento o un escape es un viaje espacial, no se puede viajar en el tiempo. Es medio obtuso lo que te digo pero me chocó un poco esa frase, creo que no se puede dejar atrás el tiempo realizando un viaje. Saludos!

    noviembre 10, 2011 en 12:25 pm

  2. Te entiendo María. Reconozco que mi planteo tampoco es muy lúcido, pero la idea es que hay un tiempo (el futuro) al que nunca se llega (porque no se lo muestra en la imagen) hasta la segunda parte, y los espejos retrovisores parece que dieran cuenta del espacio a la vez que de la duración que representó el recorrerlo. Constantemente se ve el camino por el que se viaja (la ventanilla, el presente) y lo que va quedando atrás, siempre dentro del mismo plano. Ese creo que es el punto más original de la película.

    saludos.

    noviembre 10, 2011 en 12:46 pm

  3. María K.

    Perdón Diego me encanta como escribís, no quise sonar parca. Es interesante lo que señalás de la peli, yo la vi (lo digo en voz baja, en una copia en DVD) y me pareció así como vos lo decís, lo de los dálogos confabulan contra la primera mitad del film, que es muy introvertida y sostenida en los gestos, en las miradas. Bueno, un beso adieu!

    noviembre 10, 2011 en 3:27 pm

  4. irma

    La vi recièn ayer. De acuerdo. El «moño» final de cierre, medio que me tiro abajo el entusiasmo con la que estaba viendo «Las acacias» Perdio esa sutileza anterior. De cualquier manera me parece de lo mejor que he visto ultimamente, de cine argentino.

    diciembre 19, 2011 en 7:58 am

  5. elgus

    La película es excelente. La crítica me deja la sensación de que fue escrita por alguien que tenía que escribir algo y no sabía qué poner. El análisis (para nada objetivo) sobre el pasado, presente y futuro en la narración me parece absolutamente irrelevante. Mucho más interesante resultaría desplegar otras aristas, como la solidez del guión o las increíbles actuaciones (impresionante la bebé actriz). Además, no coincido con la apreciación de que la película se cae al final. Por el contrario, a medida que los actores se van «abriendo», la narración gana en intensidad y emotividad.

    julio 3, 2012 en 11:25 am

  6. Elgus:

    Hablar de la «solidez» del guión o las «increíbles» actuaciones me parece válido, aunque la manera en que formulás las dos cosas suena a lugar común gastadísimo de la crítica (el elemento precedido por un adjetivo que no dice nada sobre el asunto). No se me ocurre qué clase de análisis sería «objetivo», pero estoy seguro que hablar de una actuación «increíble» no lo es tampoco. Lo de la beba actriz me parece una burrada; un bebé no actúa, y ese es uno de los problemas que tiene la película (no quise mencionarlo en su momento, pero ya que lo traes vos): utiliza de manera bastante cuestionable a un bebé para producir simpatía y meterse fácilmente al público en el bolsillo.

    julio 3, 2012 en 11:52 am

    • Hugo

      Es cierto que un bebé no actúa independientemente, pero puede hacerlo, como en este caso, a través de la dirección y/o la edición. Uno de las cosas que distingue a un buen director es la actuación convincente de niños pequeños. No creo que la beba sea utilizada de manera demagógica. Ella tiene un papel protagónico en la transición entre la primera y segunda parte que vos señalás.

      julio 15, 2012 en 6:01 pm

  7. Hugo:

    Un bebé no actúa nunca. Es cierto que hay instancias del cine que pueden hacer que parezca que actúe, pero se trata de una manipulación y no de un decisión del bebé. Y también es cierto que hay una parte en que su personaje (por llamarlo de alguna manera) tiene protagonismo, pero eso solo refuerza la idea de que la película utiliza a la beba. El problema no es tanto que se filme a un bebé, sino que se lo use para generar humor y enternecer al espectador.

    saludos.

    julio 15, 2012 en 8:54 pm

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