Red social (The Social Network)

Año: 2010
Origen: Estados Unidos
Dirección: David Fincher
Guión: Aaron Sorkin
Intérpretes: Jesse Eisenberg, Andrew Garfield, Justin Timberlake, Armie Hammer
Fotografía: Jeff Cronenweth
Edición: Kirk Baxter, Angus Wall
Música: Trent Reznor, Atticus Ross
Duración: 121 minutos

por Diego Maté

I. Uno de los temas que más atraviesa el cine estadounidense de hoy es la adolescencia y la manera en que los adolescentes se relacionan con el mundo. A diferencia de otras épocas, los jóvenes de las películas actuales no son gente común y corriente, sino que siempre necesitan de un plus, de un extra. Por ejemplo, en una película ochentosa como Los goonies, los chicos se lanzaban a la aventura sin más armas que las ganas y la curiosidad por lo nuevo. En cambio, ahora los adolescentes aparecen siempre construidos con algún atributo artificial: son magos, vampiros, hombres lobo, guerreros, elegidos o genios de la informática. No es que en el cine de antes no hubiera adolescentes así, pero al menos no constituían la mayor parte de la oferta cinematográfica mainstream orientada a un público joven (en otros tiempos, esos adolescentes pertenecían más bien a los territorios inciertos de la clase B y el cine explotation). Desde hace algunos años, la cuestión de fondo parece ser siempre la misma: hacer que los jóvenes sean poderosos, fuertes, pero que, sin embargo, se enfrenten a los problemas cotidianos como lo haría cualquier espectador. No por nada el personaje que constituyó la columna vertebral del boom de películas de superhéroes fue Spiderman. Importa poco que un joven pueda conjurar terribles hechizos o ser un superhéroe valiente en sus ratos libres; la timidez, la rutina, los exámenes, el trabajo, el pertenecer a un grupo, formar una pareja, esos son siempre los tópicos que ponen en crisis a los protagonistas más allá de cualquier atributo o habilidad especial que tengan de su lado. Salvar el mundo y crecer al mismo tiempo, esos son los dos grandes conflictos de esos caracteres. En cierta medida, Red social se inscribe en esa línea de películas: Fincher cuenta la historia de un freak que fracasa sistemáticamente a la hora de integrarse a la sociedad, pero que, para paliar ese desajuste, cuenta con una mente privilegiada para la computación. Sin embargo, su película rompe con la línea del cine adolescente en varios puntos.

II. No es cierto que Jesse Eisenberg haga siempre el mismo papel. Sí lo es que el actor encontró un modelo dentro del cual moverse a gusto. Pero su Mark Zuckerberg difiere en varios aspectos importantes de sus personajes de Adventureland o Zombieland: además de tímido, inseguro y neurótico, Mark es agresivo, resentido, no tiene códigos y parece entablar una guerra personal con la sociedad en su totalidad. Lo valioso de la apuesta de Fincher y su guionista Aaron Sorkin es la manera en que construyen a Mark: lejos de la amabilidad de otras películas con adolescentes, el protagonista de Red social es un mal bicho hecho y derecho, un tipo deleznable al que sus problemas de relación no alcanzan a salvar del juicio de la película y del público. Porque Red social es una película de juicios. Además de los varios a los que asiste Mark, también están los que el guión dispara contra los hermanos Winklevoss, los empresarios jóvenes y sin escrúpulos como Sean Parker (el creador de Napster venido a menos que vampiriza a Zuckerberg) y hasta el propio protagonista. Sin embargo, la densidad de Mark, sus facetas contradictorias y sus arranques que lo vuelven casi imprevisible, lo convierten en una criatura de una robustez narrativa notable que le permite aguantar el examen de la película. O sea, que a Mark se lo condena, pero Fincher siempre abre algún camino para que nos conectemos con su protagonista, como si alguna clase de rasgo misterioso, de cara desconocida, hiciera de Mark un enigma, un personaje todavía opaco y sospechosamente encantador que nunca termina de agotarse.

III. Por eso es feo el final, porque el personaje aparece reducido y supuestamente explicado a través de un trauma del pasado, porque se construye una idea boba y simplona de circularidad, de vuelta a las raíces, como si todo su recorrido (un viaje de años, peleas, disputas legales y amigos perdidos) lo condujera al mismo lugar del comienzo. La película, que hasta el momento se había cuidado de no hacer de su relato una serie de guiños fáciles a Facebook y sus prácticas, cede a la tentación en esa última escena, donde se dan cita la referencia previsible y pretendidamente cómplice y la psicología más chata. Cuando Mark se desploma, la película también lo hace. Red social es como una especie de artefacto narrativo que gravita pura y exclusivamente alrededor de Mark y sus obsesiones. Una muestra de eso es el esfuerzo que la película pone en llenar las escenas en las que se habla de otros personajes: los hermanos Winklevoss son unos payasos afectados e imposibles que funcionan prácticamente como comic relief en cada aparición; en las pocas escenas en las que Eduardo Saverin está separado de Mark, el tipo se vuelve una víctima cómica de los brotes psicóticos de su novia; cuando se quiere describir un cierto estado de cosas del mundo informático, legal o social, la película echa mano a cuanto flashback y diálogo puede, siempre bombardeando con información al espectador. Es decir, que cuando Mark no está en escena, a Fincher lo vemos casi haciendo la parabólica humana para que la película no se le venga abajo. El final es el momento del derrumbe y, coincidentemente, también es la escena en la que la película se muestra más gentil con su personaje, cuando, en lo que termina siendo una decisión pésima, quiere observarlo a partir de un lugar diferente desde el que lo estaba mirando hasta el momento.

IV. Mark venía resistiendo estoicamente la amenaza de convertirse en otro estereotipo adolescente correcto metido a la fuerza en una situación extraordinaria. Lejos de la gran mayoría de los jóvenes del cine actual, el interpretado por Eisenberg era frío, interesado, desalmado, irritante, provocador, un verdadero hijo de puta sin miras de redención, sin aspiración de cambiar, de volverse bueno, de “crecer” en los términos mojigatos y aburridos que les imponen las películas de hoy a los adolescentes. Sobre el final, Red social viene a acatar abrupta e inesperadamente ese estado de cosas y esa moral: no se puede ser una mala persona y no pagar un precio, aunque más no sea el que a uno lo dejen solo sin más compañía que el recuerdo de un romance de años atrás. Y de golpe y porrazo, el darnos cuenta de que estamos solos nos vuelve buenos, tenemos culpa, queremos enmendar nuestro pasado. No importa que no seamos adolescentes como el Mark que inventa Facebook (de todas formas, el Mark de los juicios ya es casi un adulto), porque hay algo en él, una mezcla rara de maldad, bronca y sueños que nos llevan a identificarnos y querer ser como él; convertirnos, aunque sea solamente por un rato, en unos cráneos de la computación cínicos, podridos en plata, seguros de nuestras metas y dueños de una lengua rápida y filosa siempre lista a descerrajar líneas de diálogo hirientes. En cambio, el último Mark, el de la escena final, tiene mucho de pusilánime, de solitario depresivo y angustiado que no sabe qué quiere de la vida. A pesar de su edad, parece un joven acomplejado y lleno de dudas como los que se encuentran en las peores películas juveniles de la actualidad. Ese Mark no me gusta, se me hace otro intento del cine norteamericano de retratar a la juventud desde el estereotipo del adolescente frustrado al que parece hacerle falta un libro de autoayuda para encontrar su lugar en el mundo.

14 comentarios

  1. Bazman

    Supongo que los adolescentes de Greg Mottola (Superbad y Adventureland)escapan a la general que haces en el primer párrafo sobre cómo Hollywood los retrata, no?
    Por otra parte, no coincido mucho con todo el malestar que te provocó la última escena…
    Saludos!

    octubre 26, 2010 en 1:17 pm

  2. bueno de verdad esa escena al principio me molestó, porque no ma parecia un buen final, sin embargo luego de darle la vuelta y ver como esa escena se repite una y otra vez en la vida real, no puedo mas que cambiar de opinion y dar un retrato muy brutal de como se han vuelto nuestras interacciones con otras personas, sobretodo usando las redes sociales como herramienta… luego me dio un ataque de risa, pensando en que muchos estamos jodidos…
    y nada la película es sencillamente Jesse Eisenberg, es cuando un biopic se hace mucho más gracias a una actuacion que parece simple, pero de verdad es tremenda…
    saludos me ha agradado mucho la reseña…

    octubre 26, 2010 en 1:30 pm

  3. El final me parece perfecto en mi opinion, porque enlaza totalmente con el prologo. Y no me refiero al rechazo de Zuckerberg por su novia y su intento de recuperarla, sino que ahi se vuelca la maxima paradoja de la pelicula y el personaje, y es que aun cuando llegamos a ese «final club» que aspirabamos, siempre hay otro club que nos va a rechazar. Es el precio de la ambicion a todo costo, porque en la pelicula las acciones de Zuckerberg nunca son por razones monetarias, el solo busca hacer un gran «fuck you» a quienes nunca creyeron en el y lo terminaron ignorando.

    octubre 26, 2010 en 2:32 pm

  4. Bazman: sí, claro, porque los adolescentes de Mottola nunca son otra cosa que jóvenes comunes sin ningún tipo de poder o habilidad especial. Estoy pensando más en películas como Harry Potter, Crepúsculo, Spiderman, etc.

    Goddam: Gracias. Y ojo que el hecho de que me moleste el final no quiere decir que nunca haya estado actualizando sin parar una pantalla de Facebook (o del mail) esperando la respuesta de alguien, eh…

    Santiago: es justo por eso que para mí al final la película se cae. Porque ahí el personaje pasa a ser un engranaje más de la gran moraleja del guión y pierde toda la malicia y astucia que lo hacían un personaje tan seductor. También creo que al final se establece ese intento feo de explicar al personaje a partir de la psicología más chata: desde el comienzo se desliza que Zuckerberg hace todo por bronca y resentimiento, pero al final eso se vuelve algo evidente, porque una vez que el personaje llega a lo más alto, Mark se permite intentar hablar de nuevo con su ex novia. O sea que, alcanzadas sus metas, el personaje puede renunciar a su postura de mal tipo y ser un tierno de vuelta. Y eso tampoco me gusta.

    saludos.

    Diego.

    octubre 26, 2010 en 4:09 pm

    • En ningun momento creo que ese momento esté hecho para pintartelo a Zuckerberg de buen tipo, sino que es para remarcar su caracter patetico que mostró en toda la pelicula.

      Tampoco creo que lo muestren como un ser afectado y triste como los adolecentes de las peliculas de Gus Van Sant por tirar un ejemplo. Si coincido que la actuacion de Eisenberg es totalmente consagratoria, como para sacarle el rotulo de «clon salida de la fabrica Michael Cera».

      octubre 26, 2010 en 4:41 pm

  5. No te digo un buen tipo (sino ya sería demasiado) pero sí que al personaje lo ves con otros ojos después del final, cuando aparece vulnerable, solo e insatisfecho. El pibe tiene millones de dólares pero se muere de ansiedad por saber si su ex de varios años lo acepta como amigo… Hubiera sido más interesante mostrarlo mas en la línea del resto de la película: cagándose en todos, incluso en sus amigos más cercanos. Pero claro, así era imposible la moraleja con la que cierra la película.

    Y comparto: Mark no se parece en nada a los adolescentes de Van Sant (como decís vos, no es ni triste ni afectado), y la actuación de Eiseberg es lejos una de las mejores del año.

    octubre 26, 2010 en 4:51 pm

  6. Disiento en algo con Diego y coincido con Santiago: no es ansiedad, es obsesión. Al principio la novia le dice que vaya al psicólogo para tratar su carácter obsesivo, el final refuerza esa idea: es un tipo obsesivo, además de patético. En todo momento, Red social deja establecido que siempre estamos delante de un tipo muy inteligente, pero terriblemente patético.

    octubre 26, 2010 en 7:48 pm

  7. Pero Laura, fijate que si hablamos de ser obsesivo, ya estamos usando etiquetas de la psicología (cosa que no pasa con el resto de los personajes, que no tienen algún signo que los haga tan vulnerables a una categorización psicológica). Y cuando digo que en la última escena aparece «la psicología más chata» me refiero en parte a eso, a ese intento de la película de querer explicar a su personaje a partir de un problema de la mente y su correspondiente etiqueta psi. Es cierto que hay algo de tristeza en Mark, pero la mayor parte del tiempo el tipo es un hijo de puta hecho y derecho, y eso es lo que lo hace un personaje tan fascinante. El final deja de lado la hijaputez y se concentra nuevamente (como en la primer escena) en lo patético. Claro, Mark no podía salir indemne de todo: algún precio tenía que pagar, como cualquier villano cinematográfico que se precie. Ese cargar las tintas sobre su lado triste (y obsesivo, si querés) justo al final me parece directamente un gesto de cobardía por parte de la película.

    Por otra parte, ya que lo decís (no me acordaba de eso, sino lo ponía en la nota) me resulta de cuarta que una película empiece mandando al psicólogo a su protagonista (y que encima, al final, se confirme esa idea).

    octubre 26, 2010 en 9:33 pm

    • Laura

      Si bien la característica de obsesivo se relaciona con la psicología yo no lo etiquetaría como psicológico tan categóricamente, la novia le descerraja lo de obsesivo de la misma manera que cualquiera de ustedes me lo podría decir a mí por la manera de acomodar mis tazas. No me parece que haya una interpretación psicológica del personaje. El tipo es un hijo de puta patético pero no necesariamente mostrado como una persona triste. Quizá sí como un tipo desencajado por la magnitud de su propia creación.
      Por eso al final las últimas palabras que escuchamos son algo así como «no sos un mal tipo, es solo que te esforzás demasiado en parecerlo» que es casi como decirle que sos un mal tipo, en especial con la idea del jurado previa. Poco importa que Mark se quede dándole al F5, sigue siendo el mismo hijo de puta que le dice a la novia que es superior a ella.

      octubre 26, 2010 en 9:43 pm

  8. Que la idea de lo obsesivo esté muy extendida en la cultura no le resta su carga psicológica, aunque se haga un uso liviano y poco preciso del término. Y si yo te digo que sos obsesiva por la manera en que acomodás las cosas sobre la mesa del café de manera ordenada y casi simétrica (que lo hacés, no te hagás la osa…), nos guste o no, te estoy tirando por la cabeza una categoría de la psicología.

    Después de la frase de la abogada y el F5, Mark ya no es el mismo mal tipo de antes. Es ese que describiste vos, un mal tipo triste, al que hasta casi se le puede tener lástima («todo lo que hizo lo hizo por ese fracaso romántico del principio, en el fondo no es tan malo», podría decir tranquilamente la película en esa escena). Pero el Mark rápido, inteligente, agresivo y cínico de los juicios, de la fundación de la empresa y de la concepción original de Facebook en la facultad, ese Mark era muy distinto al del final.

    octubre 26, 2010 en 10:04 pm

  9. Laura

    Me hago cargo de mi acomodo obsesivo, que le voy a hacer…

    Pero sigo sin coincidir con la interpretación del final, yo no veo más que refuerzo, que le voy a hacer…

    octubre 26, 2010 en 10:49 pm

  10. Pero Diego, creo que el mayor merito para mi de lo que hicieron Sorkin y Fincher es justamente abstraerse de inculcarle psicologia barata al personaje de Mark, fijate como nunca se muestra a sus padres ni su infancia, ni algun karma o explicacion barata que lo haya llevado a ser como es. La pelicula constantemente muestra mediante acciones, no dialogos, como funciona la cabeza de Mark tanto en su funcion creativa (cuando crea Facebook) como social (sus relaciones con las personas tanto en Harvard como en Sillicon Valley).

    Otro detalle ¿no les pareció increible, tanto tecnica como artisticamente, la escena del boliche entre Mark y Sean Parker? Como las luces fuertes del lugar lo iluminan a Parker haciendolo parecer un demonio, y como se escuchan los dialogos pese a estar la musica a todo lo que da.

    Perdon, es que me gusto demasiado esta pelicula.

    octubre 26, 2010 en 11:32 pm

    • Laura

      Sí, me impactó como en ese momento la música explotó. Un gran momento. Me sorprendió favorablemente Justin Timberlake (como siempre, en realidad)

      octubre 26, 2010 en 11:38 pm

  11. Pienso lo mismo Santiago, salvo en el caso del final, donde está esa cosa de circularidad en relación al comienzo. Después la película no tiene nada de psicología, y eso me parece uno de sus puntos más fuertes.

    La escena del boliche me gustó muchísimo (igual, con el compañero Obarrio tenemos una teoría que dice que las escenas de boliche siempre están bien). No me fijé tanto en eso que decís que hacen las luces sobre Parker (se me escapó) pero me gustó mucho que los tipos tuvieran que gritar para escucharse, y que muchas veces no se entendieran por todo el ruido y el quilombo del lugar (esas cosas no suelen pasar en los boliches de las películas). Aparte me gustaron las mesas y la cantidad de botellas abiertas (aunque no terminadas) que había a la vista. Un gran detalle, para mi gusto.

    octubre 26, 2010 en 11:41 pm

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