Güelcom

Año: 2011
Origen: Argentina
Dirección: Yago Blanco
Guión: Yago Blanco, Diego Núñez
Intérpretes: Peto Menahem, Mariano Martínez, Eugenia Tobal, Maju Lozano
Fotografía: Iván Gierasinchuk
Edición: César Custodio
Música: Eduardo Schmidt
Duración: 105 minutos

por Diego Maté

El tema de Güelcom es la falsedad. La voz en off que narra la historia pertenece a Leo, un psicólogo que se pasa toda la película tratando de desmantelar las mentiras de los otros, dentro y fuera del consultorio. En ese sentido es que funcionan las diez frases más usadas por los argentinos que se van del país: Leo las menciona con ironía y pone en ridículo a los que las utilizan. En semejante contexto, no es raro que el evento que une a todos los personajes sobre el final sea un “segundo casamiento” planificado para la pareja que contrajo matrimonio en España sin la presencia de sus amigos argentinos. El segundo casamiento es nada más y nada menos que una mentira, que lo tiene al protagonista haciendo de maestro de ceremonia y de cura al mismo tiempo, con un ritual igual al de la iglesia pero realizado al aire libre y respetando solo en parte sus formas. Algo parecido ocurre también con el paciente de Leo que aprende a tocar la guitarra de manera impecable de una sesión a otra, como si nada. El problema es que, de tanto que se mete en el barro de lo falso, la película termina ella misma replicando a sus personajes. Por ejemplo, las interpretaciones no resultan verosímiles nunca, como si los actores estuvieran haciendo algo por compromiso y en lo que no creen. Se nota en el timing y la entonación de los diálogos que resultan exagerados y sin ritmo, cuando directamente no están mal y molestan (ver al personaje de Peto Menahem gritando exitadísimo palabras como “follar”).

Para colmo, en medio de ese clima de falsedad general, surge cada vez con más evidencia algo desagradable: las mujeres son, la mayoría de las veces, las responsables de haber construido ese mundo hecho de pequeñas (y grandes) mentiras. Fuera de las escenas en las que las tres amigas se abrazan, cuentan cosas y hacen preguntas, donde ya se siente un aire de tilinguería importante, hay otros momentos donde las protagonistas femeninas participan activamente en la elaboración de un engaño. Pasa con Andi, que le miente a Javier, su marido, diciéndole que quiere un bebé y que no se está cuidando solamente para volver a tener sexo de manera frecuente y pasional. En una escena un poco asquerosa, Andi, orgullosa, le cuenta a Ana su artimaña, y las dos se matan de risa pensando en Javier. De paso, la primera escena de sexo entre Andi y Javier debe ser una de las más falsas de toda la historia del cine: en la cama, ella se le sube encima sin avisarle y, casi como por arte magia, ya están teniendo relaciones. La falsedad que la película aspiraba a denunciar con las diez frases o el trabajo de Leo termina por consumir la historia y convertir todo en ficticio, especialmente lo cercano a las mujeres y su comportamiento.

Alguien podría argumentar que esa visión misógina se debe a que el narrador es Leo, un resentido que se refugia en su trabajo. (Ya que estamos, algunas cosas del departamento de Leo tampoco son muy verosímiles, como la fotito de Freud en un portarretrato o el cuadro –bastante grande– de la mancha). Pero lo cierto es que, incluso con las intervenciones de la voz en off espetando las diez frases y las apariciones frente a cámara como narrador (muy pocas, esporádicas y nada funcionales), no se puede decir que el relato esté matizado por la mirada del personaje. Más bien pareciera lo contrario: Leo, incluso con sus apariciones, nunca termina por erigirse en el verdadero responsable de contar la historia, y por eso, tanto sus explicaciones hacia el público como la vuelta de tuerca del final (que se adivina a la legua) resultan torpes y forzadas, cuando no directamente innecesarias; la película podría prescindir de eso y nada cambiaría.

Uno tiene la sensación de estar viendo una película hecha a las apuradas y sin muchas ganas. Por si el quiebre de registro de las actuaciones no fuera suficiente, la puesta en escena intenta constantemente a construir emoción y simpatía recalando casi exclusivamente en las caras. El abuso del primer plano no hace más que acentuar todo lo que ya se percibía a la distancia: las actuaciones no resultan creíbles y los personajes son unos tilingos insoportables. Para terminar, y como si todo eso no alcanzara, Güelcom (hasta el título es una palabra que no existe) comete incluso un desliz mayor que todo lo dicho hasta ahora: hace que una de las mujeres más lindas de la Argentina como Eugenia Tobal aparezca construida de manera impostada, con un bronceado horrible, diciendo las peores grasadas posibles (algunas de las diez frases le pertenecen a Ana) y sobreactuando un personaje feo que no va con su perfil en ningún momento.

5 comentarios

  1. Julián Tonelli

    Guau Diego, y yo que pensaba que había sido duro con esta cosa, me parece que vos me ganás, jajajajaja

    agosto 13, 2011 en 2:00 pm

  2. Recién leí tu nota Julián y, a riesgo de parezca que nos tiro flores, creo que los dos textos son bastante respetuosos con la película. Creo que lo grave no está en hablar mal de una película sino en ponerse por encima de lo que se critica. Me molestan mucho los textos donde el crítico le pega a la película jugando a mostrarse canchero y sobrador. Y ni vos ni yo estamos haciendo eso.

    saludos.

    agosto 13, 2011 en 2:25 pm

  3. Qué decir, acá con mi compañera diciendo qué onda esta película? y le dije bancá que me fijo que opina Diego, y me di cuenta que sos un groso jajajaja. Y me encanta cómo me decis lo que yo pienso de forma elegante y sin groserías.

    agosto 18, 2011 en 10:41 am

  4. Augusto

    (Hay chicas parecen dos novias tirándose flores), «hace que una de las mujeres más lindas de la Argentina como Eugenia Tobal aparezca construida de manera impostada, con un bronceado horrible, diciendo las peores grasadas posibles…» Que comentario mas GAY, ojo que si sos GAY todo bien. me parece que no hace falta ser tan duro, la película no sirve para replantearse la vida o para volcarse al filosofismo ortodoxo (para seguir con el hilo conductor de las palabras que no existen y la falsedad) pero creo que cumple si fin «COMEDIA ROMÁNTICA», te dice algo? la peli entretiene, y esta técnicamente bien lograda, para mi es un 7!

    enero 16, 2012 en 2:35 am

  5. José

    llegué acá buscando críticas de esta peli. Sinceramente, fui a verla con mucho prejuicio, por el elenco más que nada.

    Me parece que cumple con su función de comedia romántica liviana, y tiene algunos pasajes bien logrados sobre las «10 frases más usadas…» que plantea M Martínez.

    Mi mayor crítica es sentir que estoy constantemente viendo una publicidad. Los planos, encuadres y locaciones muchas veces parecen publicidades. No sé si es malo o bueno, pero me sacaba un poco de contexto.

    Remarcó la breve aparición de Garzón, muy bueno, y Peto Menahem me parece un cómico excelente.

    saludos.

    enero 21, 2012 en 4:35 pm

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