Somos nosotros

Año: 2010
Origen: Argentina
Dirección: Mariano Blanco
Guión: Mariano Blanco
Intérpretes: Mariano Blanco, Margaux Cauchy, Ayelén Galatti, Tomas Scicchitano
Fotografía: Ian Feld
Edición: Mariano Blanco
Duración: 70 minutos

por Diego Maté

El universo de Somos nosotros es uno adolescente y eminentemente masculino (que no es lo mismo que machista). En ese universo, los chicos de la película de Mariano Blanco tienen una relación conflictiva con sus respectivas chicas/novias/amantes (nunca llegamos a saber qué clase de relación tienen unos con otros). El episodio más entretenido es el de Lorenzo, que se muestra incapaz de llevar a buen término una salida con (posiblemente) su novia. Ella, notoriamente molesta con la situación, y él, preocupado únicamente por conseguir un lugar para que se puedan acostar, forman una pareja que nos regala más de una escena memorable, como cuando ya habiendo conseguido una habitación, se ponen a hablar sobre escupitajos en el balcón y a testear sus habilidades en la materia, o cuando en el momento inmediatamente previo a conseguir el cuarto en cuestión (que Lorenzo gestiona con un amigo suyo), para llegar a ella deben atravesar una enorme cantidad de pasillos y otras habitaciones (incluso llegan a correr un mueble para abrir una especie de puerta secreta). La segunda parte de la película, que hace foco en un personaje que busca sin éxito a una tal Ana a la que nunca alcanzamos a ver, ensaya un clima de desolación asfixiante y por momentos el tono de vacío parece forzado merced a todas las cosas malas que le pasan al protagonista (no consigue monedas para llamar, Ana no le contesta el teléfono, le roban una parte de la bicicleta, un amigo no lo quiere acompañar a una fiesta, etc.). Más allá de la historia de cada uno, ambos relatos se cierran de igual forma: después de los respectivos fracasos amorosos (Ana nunca es hallada y Lorenzo deja sola a su chica en el hotel), el punto de encuentro para los dos es el mismo: los amigos, donde no hay lugar para las mujeres (salvo por una sola chica que parece callada y no ocupa un lugar muy femenino dentro del grupo), el skate, las cargadas mutuas, la deriva por la costa marplatense. Al final, lo que queda siempre es la vuelta infinita a ese mundo joven ya conocido, seguro, donde casi pareciera no haber conflictos, peleas o malos entendidos, sino una conexión entre compañeros infalible, única. Ellos son los nosotros del título, punto de convergencia obligado de la película y sus protagonistas. La escena final de la playa, de una poesía inesperada dentro del esquema estético de la película, sella ese pacto tácito entre hombres y delimita una geografía evanescente (sentimental, generacional), donde las mujeres ni siquiera alcanzan a ocupar el lugar de un mal recuerdo y en la que no falta algún roce sutil con un homoerotismo silenciado.

Publicado en Cinemarama el 13/04/10

2 comentarios

  1. Me acuerdo que, al final, van a en una camioneta y de repente se empiezan a atravesar unas figuras en la calle. A la luz del principio del amanecer, al costado de la playa. Son los amigos que aparecen de la nada. Y después viene esa escena que como decís, Diego, es de una poesía inesperada, pero que funciona muy bien como cierre de las tres historias. Un gran momento.

    marzo 29, 2011 en 4:37 pm

  2. No me acuerdo bien de ese momento previo que mencionás a la escena final, Marto, pero sí me quedaron grabadas las imágenes de los chicos en la playa a la madrugada. La película ya había demostrado que podía encontrar imágenes bellísimas en medio de una Mar del Plata desolada, pero en ese final lo confirma todavía más.

    marzo 30, 2011 en 12:22 am

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