Robin Hood

Año: 2010
Origen: Estados Unidos, Gran Bretaña
Dirección: Ridley Scott
Guión: Brian Helgeland
Intérpretes: Russell Crowe, Cate Blanchett, Max von Sydow, William Hurt, Mark Strong
Fotografía: John Mathieson
Edición: Pietro Scalia
Música: Marc Streitenfeld
Duración: 140 minutos

por Diego Maté

En algo se parecen Ridley Scott y Michael Mann: los dos tienen una capacidad muy llamativa para tocar fibras sensibles de nuestra era, sobre todo en lo relacionado con la tecnología y la política. Mann, elaborando una obra atenta como ninguna al aspecto técnico de la vida moderna, en especial en lo que hace a los métodos y costumbres de sus personajes, la mayoría de ellos profesionales inmersos en fríos mundos hi-tech; y Scott viene demostrando, desde Alien el octavo pasajero y Blade Runner, que su interés siempre gravita alrededor de los usos de la ciencia que pone en prática un poder inmoral y despersonalizado, al que sus personajes deben combatir y tratar de desmantelar. Coincidentemente, a los dos, Scott y Mann, no les salen muy bien las películas de época. Alí es la excepción manniana, mucho más cerca nuestro en una línea del tiempo que las fallidas El último de los mohicanos y Enemigos públicos, y algo parecido puede decirse de la gran Gángster americano de Scott. Gladiador, Cruzada y ahora Robin Hood tienen todas el mismo problema: les falta el dinamismo y la capacidad crítica de las mejores películas del director. Algo es seguro, Scott es un moderno y su cine no sabe mirar de otra forma: es por eso que en estas películas (especialmente en las dos últimas) uno de los conflictos principales es la forma en que se construye el poder y el reclamo de participación política de la sociedad, y sus protagonistas están atravesados por una conciencia republicana que es puro anacronismo. Lo verdaderamente fallido termina siendo no la falta de fidelidad histórica, sino el hecho de que esa mirada contemporánea que despliega Scott película tras película en sus relatos de época se siente tensada y endeble, como si el director estuviera incómodo y fuera de su terreno. Se percibe con claridad en la pobreza de los diálogos o el trazo grueso y maniqueo con que están delineadas las fuerzas del bien y del mal. A Gladiador la salvaba un enorme e inolvidable Russel Crowe, que a fuerza de empuje se abría paso por una película que tenía poco más para ofrecer que un buen villano y una puesta en escena que era puro nervio a la hora de filmar la acción (otra cosa que emparienta a Scott con Mann). Pero en Robin Hood el director parece no decidirse a colgarle a Crowe la mochila de su película, y el peso de la historia se reparte entre varios personajes que nunca alcanzan a imprimirle al film la fuerza necesaria para convertirse en algo más que una mera exhibición de vestuario, decorado y costumbrismo medieval.

Para colmo, Scott desperdicia una historia que prometía ser una de las mejores del año: el relato de los comienzos de Robin Hood como héroe popular, todavía alejado del aura que le conferirían posteriormente la literatura y el cine. Este Robin (Longstride y no Hood) es un guerrero, un jefe militar que no se parece en nada al personaje en su versión más conocida, la del ladrón noble y pillo querible. Es increíble cómo se siente la carga dramática de la épica de Longstride incluso estando rodeado de las tramas y las frases más torpes y a pesar de la insistencia subrayadísima y repetitiva que realiza el guión sobre la frase pretendidamente misteriosa de “levántate y levántate de nuevo, hasta que los corderos se vuelvan leones” (que irrita tanto como su elucidación final). Crowe alcanza a sostener un poco al film solamente con su presencia, siempre gigantesca y tosca; a esta altura de su carrera, todo un coloso del cine. Pero poco puede rescatarse fuera de sus apariciones, el olor a maldad que desprende Mark Strong y algunas escenas de acción filmadas con un pulso netamente cinematográfico. En los bosques del siglo XIII un cineasta moderno y tecnificado como Ridley Scott puede perderse.

Año: 2010
Origen: Estados Unidos, Gran Bretaña
Dirección: Ridley Scott
Guión: Brian Helgeland
Intérpretes: Russell Crowe, Cate Blanchett, Max von Sydow, William Hurt, Mark Strong
Fotografía: John Mathieson
Edición: Pietro Scalia
Música: Marc Streitenfeld
Duración: 140 minutos

8 comentarios

  1. Es verdad, la frase llega a molestar bastante, pero igual la película me gustó, es mucho mejor que Cruzada, o Troya, además está piola cada tanto ver una de aventuras en el cine.
    También es raro que Scott le saque protagonismo a Robin con tantos personajes «importantes». Tendría que haber aprovechado más a Crowe que es un actor genial.

    May 20, 2010 en 12:49 pm

  2. Hola Koba. Sí, mejor que Cruzada es, pero tampoco se me ocurren muchas películas que sean peor que esa. La macana con las películas épicas/de aventuras es que las últimas que pude ver (Robin Hood y Furia de titanes) fueron muy flojas. Hago memoria y la última gran película del género (aunque también era una cruza con el cómic) que pude ver creo que fue 300.

    saludos.

    May 21, 2010 en 12:49 pm

  3. Aclarémosles a los queridos lectores que la estima que nuestro editor tiene por la película 300 bordea la obsesión.

    May 21, 2010 en 1:26 pm

  4. Jej, nada de obsesión camarada Obarrio, sólo coherencia.

    May 21, 2010 en 4:38 pm

  5. Ahora lo llaman coherencia.

    May 21, 2010 en 5:24 pm

  6. Sabía que ibas a decir eso.

    May 21, 2010 en 11:35 pm

  7. Es que me estoy volviendo previsible.

    May 22, 2010 en 12:57 pm

  8. Bazman

    ¿La «gran» Gangster americano? WTF?¡?¡?¡?

    junio 8, 2010 en 4:43 pm

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