Imparable (Unstoppable)

Año: 2010
Origen: Estados Unidos
Dirección: Tony Scott
Guión: Mark Bomback
Intérpretes: Denzel Washintgton, Chris Pine, Rosario Dawson, Kevin Dunn
Fotografía: Ben Seresin
Edición: Robert Duffy, Chris Lebenzon
Música: Harry Gregson-Williams
Duración: 98 minutos

por Laura Gehl

Es el montaje, estúpido. Basada en una historia real. Cinco poderosas palabras. Pueden otorgar un cierto prestigio, aunque sea falso y supuesto. Pueden hundir una narración si se tornan previsibles. Contar una historia de desarrollo y final conocidos no es cosa fácil, se pone en juego la imagen en función del relato; lo que importa ya no es tanto lo que se cuenta, sino cómo se lo hace. Imparable está basada en una historia real: un tren cargado de químicos tóxicos corre a toda velocidad, sin conductor, por unas vías de Pennsylvania con destino a una ciudad densamente poblada. Es sabido que el tren será frenado. Es sabido que lo harán los personajes de Washington y Pine, el viejo empleado a punto de jubilarse y el principiante. No hay suspenso posible al respecto (al menos como premisa inicial). Ninguno se muere y el tren se detiene. Sin embargo, la película corta el aliento.

Entonces, tenemos una película de acción en la que sabemos qué va a pasar. Pero Tony Scott, que hace tiempo viene demostrando que es el Scott al que hay que prestarle atención, construye un relato casi esquizofrénico sin perder el centro, y ya no importa si ese bendito tren se detiene o no. No hay ángulo que no se enfoque. A medida que el tren va ganando velocidad, la película acelera el ritmo. Comienza con una mañana tranquila de trabajo, hay que mover un tren, cosa de todos los días, la rutina cotidiana se impone. En esa rutina también se cuela un escenario social y laboral inestable y cruel. Scott se detiene ahí un momento, como quien para en un cruce para mirar a ambos lados antes de tomar un nuevo camino. Y elije, mientras el tren, sin frenos, sin reacción, de a poco, acelera solo. Y corre como un demonio por esas vías, la cámara está ahí. Scott elije ir por ahí. Delante, detrás, de perfil, al ras del suelo, en medio de los rieles, sobre las vías, debajo de estas, en los pasos a nivel. El tren puede chocar de frente con otro repleto de dulces niños. Sí, ya sabemos que no choca. Pero, ¡por Dios que no choque! El montaje es frenético: los trenes, las vías, el desvío, los chicos. La tensión es imposible de contener, como si cada corte y cambio de plano impactara directamente en nuestro sistema nervioso central.

En Imparable el pulso, el nervio, la tensión, el vértigo, el suspenso, están construidos mediante un montaje casi de choque, de oraciones cortas, veloces. Trabajando los opuestos al ritmo del convoy desbocado: los protagonistas entre ellos –hasta en su color de piel y condición social–; el héroe anónimo norteamericano (o al menos esa construcción social y mediática que se hace de él) contrapuesto con la burocracia empresarial inoperante; el tipo que se rompe un pie en el fragor del laburo frente al que decide el destino de miles mientras juega plácidamente al golf. Está claro de qué lado se para Scott a la hora de repartir los aplausos, y no está mal, el trazo no llega a ser grueso, aun cuando trastabilla (ver el absurdo final para comprobarlo, cuando la acción le cede el terreno a la sensiblería boba).

Imparable no es nada más –ni nada menos– que la puesta en imagen del vértigo absoluto. De la tensión del minuto a minuto. Del uso del tiempo para generar suspenso mientras los segundos se desintegran con cada mojón. Como si la montaña rusa solo tuviera subidas y bajadas. Sí, el tren se detiene, ya lo sabíamos, pero mientras, ¡qué bien la pasamos!

14 comentarios

  1. Muy lindo texto, Laura!
    Lo único, curioso que en esta película de trenes se destaque un camión: Rosario Dawson.

    enero 22, 2011 en 12:48 pm

  2. Jaja, gracias David, y sí es verdad, Rosario está tremenda, no dije nada para que no me tilden de feminista pero le suma una mujer al mando.

    enero 23, 2011 en 4:20 pm

  3. ¡Qué buen texto, Laura! Me encanta Imparable, me encanta, esta semana la voy a ver de nuevo, amo los trenes y las fábricas y a Denzel Washington y Rosario Dawson está divina, más copada incluso que el personaje femenino de Dejá vu por supuesto. Imparable es una película perfecta, no entiendo cómo pueden subestimarla.

    Beso!

    M.

    enero 24, 2011 en 5:45 pm

  4. Gracias Marina. Qué bueno que haya mucha gente que disfrute esta película. Es de lo mejorcito que hay en cartelera, y no sé si le está yendo muy bien. Una injusticia, es para transpirarla en el cine.

    Abrazo.

    enero 24, 2011 en 10:52 pm

  5. Bazman

    Qué mal que estará Hollywood para que Tony Scott sea tan sobrevalorado….
    La película está bien, entretiene, pero como ya puse en un comment anterior, los tipos que para imprimir vértigo y velocidad a la narración cortan el plano cada cinco segundos y mueven la cámara al pedo me parecen fiacas, vagos y bastante ineptos.
    De todas maneras, esta pelicula le pasa el trapo a Deja Vu…

    enero 26, 2011 en 9:29 pm

  6. Venía bien hasta la última oración. Retiresé, Bazman, por favor.

    enero 26, 2011 en 11:09 pm

  7. Pero esta no es una película a la que se le imprime vértigo y velocidad, ES sobre el vértigo y la velocidad, los cortes y los movimientos de cámara no están al pedo, están justamente para eso. En este caso no me parece que tenga que ver con la ineptitud sino con una decisión estética. Es una de las tantas formas de narrar.
    Con ese criterio El Arca Rusa es un peliculón.
    Ah, y sí, esta es mejor que Déjà Vu

    enero 27, 2011 en 8:59 am

  8. Retiresé usted también, Gehl.

    enero 27, 2011 en 12:22 pm

  9. Bazman

    Hola Laura:
    Como contrapartida a lo que decís, yo menciono los tres majestuosos planos secuencia de Niños del Hombre, en particular el último, un ejemplo de narración vinculada al cine de acción. Es verdad que Unstoppable el tema de la película justifica en cierto sentido la decisión estética de Scott en cuanto al montaje. En ese punto tenés algo de razón, pero sigo pensando el cortar el plano cada cinco segundos y mover la cámara es como andar en bicicleta con rueditas, y eso se ve en casi todas las películas de hollwyood cuando tienen que filmar una pelea o una coreografía de baile….

    enero 27, 2011 en 1:39 pm

    • Ahora voy a tener que ver Los niños del hombre… después vuelvo. Y coincido teóricamente con tu planteo (con lo de las rueditas y todo), pero no me parece que se ajuste a Imparable.

      David… no puede ser que justo a vos te guste Déjà Vu, ‘jatejoder

      enero 27, 2011 en 3:24 pm

  10. No sé por qué me dice eso, Gehl. Lo tomo como una especie de cumplido, I guess.

    enero 27, 2011 en 7:15 pm

  11. Está buena la película, aunque me molestaron mucho tantos finales felices.
    Deja Vu está mejor.

    febrero 2, 2011 en 1:02 pm

  12. Enterhase

    Creo a mí me gusta más Ridley. Dirigió Alien, Blade Runner, Gladiador (que no sé si es buena película, pero yo le tengo mucho cariño)…

    Esta película… ¿no es muy parecida al remake del Pelham?

    febrero 5, 2011 en 4:16 pm

    • Creo que Gladiador es la película más «encariñada» del mundo. El que no la odia le tiene cariño (me incluyo, claro, a mí me gustó)

      Y no, si bien las dos andan sobre algún tipo de riel, para mí no tienen mucho que ver una con la otra. Esta es pura adrenalina, la otra va por otro lado, más psicologista incluso.

      febrero 5, 2011 en 6:23 pm

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