El hombre solitario (Solitary Man)

Año: 2009
Origen: Estados Unidos
Dirección: Brian Koppelman, David Levien
Guión: Brian Koppelman
Intérpretes: Michael Douglas, Susan Sarandon, Danny DeVito, Mary-Louise Parker, Jenna Fischer
Fotografía: Alwin Kuchler
Edición: Tricia Cooke
Música: Michael Penn
Duración: 90 minutos

por Laura Gehl

Full of shit. En nuestro idioma, traducir esa frase sería restarle la impronta y la sonoridad que tiene. No es lo mismo expresar que alguien “no dice más que pavadas”, o que “es un versero” o cuanta locución se les ocurra, que justamente descerrajarle a alguno la frase del título. Ben Kalmen es el ejemplo perfecto de la persona a la que le cabe el término. Un hombre de sesenta años empeñado en no envejecer –a pesar de que la imagen en el espejo devuelva otra cosa–, un miserable carismático, un tipo que da cátedra sobre la vida y las relaciones por haber leído a Narosky.

Ben Kalmen en El hombre solitario lo es todo, y siempre es interesante ver una película que apuesta a centrar su historia en un personaje que puede despertar tanta simpatía como desprecio. Kalmen es un personaje bastante patético: un hombre grande descentrado, jugando a ser adolescente pero con la sabiduría que dan las canas y así conquistar chicas que apenas arañan los veinte, incluso sin importarle si es hija de su pareja. Un empresario que pasó de la tapa de Forbes a mendigar un trabajo en un dinner. Un padre que abusa de la paciencia de su hija. Un pésimo amigo. Un hombre con todo eso y aun así entrañable. Koppelman y Levien aciertan en la construcción de la narración alrededor de Douglas, aunque por momentos el estereotipo (por ejemplo, Kalmen es vendedor de autos, el clisé absoluto del verso) se imponga a la frescura del relato y a pesar de algunas escenas innecesarias (todas en las que participa el buen Jesse Eisenberg) la estructura que nos deja esa prolija construcción es la de una película amable, disfrutable, sin demasiadas pretensiones; una película que no abusa de las justificaciones y los porqués, ni se regodea en la miseria de su personaje.

La importancia del final. No en todas las películas el final es importante. Pero en El hombre solitario es central. El final es la diferencia entre tirar todo por la borda o ser eso tan afable que dijimos anteriormente. Koppelman y Levien cortan en el momento exacto de la decisión de Kalmen, en el riguroso segundo en el que toma una determinación. Cualquier desenlace hubiera despreciado al personaje en el que habían asentado su película. Cualquier desenlace, además, nos hubiera defraudado.

5 comentarios

  1. La vi ayer y la verdad es que me gustó. Como decís, uno lo quiere a pesar de todo.
    Me pareció un acierto el personaje de la hija, nunca reaccionaba como un espera siempre que reaccionen las hijas heridas en las películas. Pero no. Por eso se me hizo adorable, no solo ella, sino toda la familia.
    Aunque claro, él era un desgraciado.

    septiembre 6, 2010 en 1:31 am

    • Es verdad Estre, este personaje se aleja del estereotipo de «hija» con este tipo de padres. De hecho, al final, uno quizá espera que sea ella la que esté ahí sentada en el banco y, sin embargo, es otra persona.
      En general, todos los personajes femeninos están muy bien.

      Abrazo

      septiembre 6, 2010 en 10:49 am

  2. Uh qué loco, yo detesté esta película y el personaje de Douglas no me generó nada más que cansancio, sí me gustó Danny de Vito. Pero no sé, me pareció esa cosa ilustrativa de vamos a ejemplificar cómo un tipo pasito a pasito puede ir cayendo lo más bajo posible.

    Igual me fui, ponele, veinte minutos antes del final, ahora me intriga saber qué hizo! Un día cuando te cruce por ahí me contás. ;)

    Ah, pero si la novia lo perdona, juro que rompo un vidrio (?).

    septiembre 6, 2010 en 4:19 pm

    • No, no. No hay que romper nada (no por eso al menos)

      Para mí, el final hace la diferencia entre romper todo el cine y decir: epa, mirá vos…

      Abrazo

      septiembre 6, 2010 en 8:01 pm

  3. Agustina

    Me encantaron las actuaciones de todos, ¿será eso una muestra de que el director sabe conducir actores? El personaje de Douglas me hacia enfurecer por lo tilingo y vacío. Y aún asi… si me encarara… no lo rechazaría. ¡Es que hay tipo asi en la vida!.
    Bueno, la película, sin ser una obra de arte, claro, me gustó mucho.

    enero 14, 2012 en 5:16 pm

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