Balance 2022 – Aníbal Perotti

por Aníbal Perotti

La emoción que me provocó volver a las salas de cine este año se diluyó rápidamente por la poca cantidad de estrenos interesantes. Cuando pienso en el top 10, el panorama es desolador. Por primera vez tengo que incluir en mi lista películas «del montón» para completar las diez mejores. Las secuelas del confinamiento están a la vista. El espectador parece haber mutado al ritmo impuesto por las corporaciones y los dictadores de turno. La aparente vuelta a la normalidad después de dos años marcados por el cierre de las salas, ente otras arbitrariedades, nos deja sin saber hacia dónde van el cine como industria y las salas como espacio esencial para ver las películas.

Quedate en casa y mirá Netflix. Ya no hace falta concentrarse para ver cine. Podemos avanzar la película o atender al mismo tiempo otros estímulos visuales. Las plataformas digitales están entre los grandes beneficiados de esta época de atropellos a las libertades individuales. El resultado es la estandarización de los «productos», que limita aún más las nuevas búsquedas temáticas y formales. Porque las películas que se alejan de la medianía audiovisual necesitan una buena proyección en sala y una verdadera atención cinematográfica para poder disfrutarse. Lamentablemente, la mayoría de los espectadores no parecen interesados en recuperar algo de aquella experiencia compartida.

Si bien la crisis es mundial, al leer los resúmenes sobre los estrenos comerciales en otros países podemos confirmar que la oferta local es aún más escasa. A fines de los años noventa podíamos disfrutar regularmente en el circuito comercial de las últimas películas de Manoel de Oliveira, Alexander Sokurov, Shoei Imamura, Tsai Ming Liang y Abbas Kiarostami, entre otros. Recuerdo el insólito cartel de “localidades agotadas” en la sala uno del Lorca para películas como La manzana o Profundo carmesí, para no mencionar el ya mítico caso de El sabor de la cereza. Este gran momento no se consolidó y con la crisis de 2001 la oferta se redujo considerablemente y nunca se recuperó. Los dos años fatídicos del confinamiento y las salas cerradas terminaron de liquidarla. Paradójicamente, este año hubo un pequeño oasis con el estreno de Argentina, 1985, que volvió a agotar localidades en el Lorca y otros cines independientes por un conflicto entre Amazon y las grandes cadenas de exhibición.

La balanza se inclina claramente hacia las plataformas. Los festivales devaluados son casi la única posibilidad de ver cine de autor contemporáneo en una sala de cine. El Bafici tuvo una programación muy buena, pero al concentrarse en las salas del centro, como en las primeras ediciones, se hizo más evidente su reducción. Por su lado, la falta de presupuesto en Mar de Plata se notó en la ausencia de muchas de las grandes películas de otros festivales que se solían programar.

Escribo estas líneas desde Villa Gesell, una ciudad que supo tener seis salas y un Autocine en su momento de mayor esplendor. Hasta hace poco tiempo funcionaban cuatro salas de manera irregular. En los últimos años solo estuvo abierto el Atlantic, que cerró definitivamente durante el confinamiento. Mi lista de mejores películas de este año incluye solo las que vi en las salas de cine. Villa Gesell dejó de ser una opción.


Mejores estrenos

1. Memoria
2. Drive my car
3. La rueda de la fortuna y la fantasía
4. Alicia y el alcalde
5. Las cosas que decimos, las cosas que hacemos
6. Crónicas de un affaire
7. Aftersun
8. El joven Ahmed
9. Argentina, 1985
10. Justicieros

Sobrevaloradas

. Licorice Pizza
. Argentina, 1985
. Ennio, el maestro
. Top Gun 2: Maverick
. Pinocho
. C’mon c’mon: Siempre adelante
. El hombre del norte

Mejores vistas en festivales

. The Novelist’s film
. Marx può aspettar
. À vendredi, Robinson
. Walk up
. El gran movimiento
. Viaje a alguna parte
. Tre Piani
. Pacifiction
. Unrueh
. O trio em mi bemol

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