Dossier Godard – El soldadito

El soldadito (Le petit soldat – Francia 1960-1963)

Dirección: Jean-Luc Godard
Guión: Jean-Luc Godard
Intérpretes: Michel Subor, Anna Karina, Henri-Jacques Huet, Paul Beauvais, Laszló Szábó

por Aníbal Perotti

La segunda película de Jean-Luc Godard (filmada en 1960, censurada por el gobierno francés y no autorizada hasta 1963) es coherente y consecuente con su ópera prima: mantiene la estructura narrativa, el estilo formal y una atmósfera de cine negro clase B, a la vez que se interroga sobre la guerra de Argelia. El método de rodaje crudo e instintivo se reconoce de inmediato. Bruno Forestier es una prolongación de Michel pero con un registro intelectual. El protagonista es un desertor perseguido por el ejército francés que se refugia en Suiza. Allí conoce a Verónica Dreyer: primera cita cinéfila para la aparición fulgurante de Anna Karina en el universo Godard. Bruno se enamora de Verónica y planea escaparse con ella a Brasil, como el desertor Jean de El muelle de las brumas. Volvemos a encontrar la energía cándida de los intercambios entre Jean-Paul Belmondo y Jane Seberg durante las fabulosas escenas que unen y oponen a Michel Subor y Anna Karina. Las secuencias policiales transmiten urgencia mediante el uso de rápidas panorámicas horizontales, incluso durante los diálogos. En contrapartida, los momentos de seducción ocurren, como siempre, en el interior de algún departamento.

La guerra de Argelia está en el corazón de la película: la radio relata atentados de un modo recurrente y una secuencia de tortura se hace eco de los métodos del ejército francés, que se describen con precisión. Sin embargo, la tortura es en vano porque la víctima se niega a dar un número de teléfono. Bruno no resiste por sus convicciones políticas sino por un desafío existencial. Godard privilegia la neutralidad sobre el conflicto. El protagonista tiene varios puntos de contacto con el cineasta: le gustan las mujeres con acento extranjero, dirige a su modelo durante una sesión de fotos, elige música para recordar e introduce a Raoul Coutard (el director de fotografía emblemático de la Nouvelle Vague) como uno de sus amigos. Algunos comentarios del narrador afirman la visión del mundo de Godard en aquel momento. Bruno se opone a su época, es indiferente a las consignas militares o ideológicas. El soldadito comienza con la voz en off del protagonista que nos informa: «Para mí, el tiempo de la acción ha pasado. He envejecido. Comienza el de la reflexión». Godard reflexiona en voz alta sobre el cine y el mundo, el escritor de Cahiers deviene cineasta pero sigue provocando pensamiento crítico con sus películas.